José Julián Garde, el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, se ha atrevido a decir lo que la inmensa mayoría del profesorado universitario piensa sobre la futura Ley Orgánica del Sistema Universitario. No ha hecho falta que el director de este papel digital, Eusebio Cedena, le tirara de la lengua en el curso de la entrevista celebrada esta semana en el II Foro Económico de Castilla-La Mancha "Logros y desafíos", que organiza El Español-El Digital CLM. Se notaba que el hombre estaba deseando que le pusieran una alcachofa delante para tirarse al cuello de una ley y unos legisladores que afortunadamente tienen muchas probabilidades de quedarse colgados en la presente legislatura.
Sólo Podemos y la cuota catalana de la coalición Sanchestein están interesados en que la LOSU salga adelante y eso puede jugar también a favor de los que repudian el bodrio en este final de legislatura en el que el juego de intereses entre aliados puede salir por cualquier sitio. También la incompetencia manifiesta del hellinero Manuel Castells (un presunto genio perdido en un ministerio como una cabra en un garaje) y el nulo peso que su sustituto, Joan Subirats, tiene en la Universidad y en el gobierno.
Ha llamado la atención la forma radical con la que el rector lo ha dejado muy claro: la ley tal como está planteada solo conseguirá reproducir diecisiete sistemas universitarios diferentes, generará desigualdades y no aborda con seriedad el peso de la investigación y la internacionalización del ámbito universitario. No hay por donde cogerla. En fin, que para ese viaje a Lourdes mucho mejor quedarse uno como estaba.
Pero, como se ha demostrado en otros muchos asuntos, los coaligados de Sánchez son insaciables en su afán por ahondar diferencias y marcar privilegios y desigualdades entre territorios y el sistema educativo, da lo mismo el nivel, siempre ha estado entre sus objetivos prioritarios.
Y esa oposición al desarrollo de una ley, que como tantas otras de la presente legislatura, en vez de resolver problemas los agranda y multiplica, viene de un ámbito, el universitario, en el que un principio básico, y sin el que no se comprende una universidad, es la autonomía e independencia de cualquier poder. Que el rector Julián Garde, como tantos otros en las universidades españolas, clame contra el disparate que se avecina, si nadie lo remedia, resulta muy significativo.