Si se lee con atención la presentación de José Carlos Capel y el prólogo de Marino Albinesi a este libro, que se presenta como 'Notas de cocina de Leonardo da Vinci. La afición desconocida de un genio', no queda claro, ni mucho menos, que estos escritos, atribuidos a Leonardo, estén libres de toda sospecha. Juzgue el lector lo que dice Albinesi: “Y ahora en un intento de llenar este hueco (se refiere a la afición a la cocina de Leonardo) nos encontramos con este Codex Romanoff, así llamado por un número cada vez mayor de personas, incluidos los actuales editores. Pero incluso mi vieja amiga Shelag Marvin Routh, quien, junto a su marido Jonathan, ha pasado tantos años a la caza de estas indicaciones culinarias de Leonardo, admite que es totalmente imposible que una copia de un manuscrito mecanografiado en italiano, que trata casi exclusivamente de la comida y que en apariencia ha surgido de la nada, pueda ser considerada una copia fiel de la obra original de Leonardo da Vinci. ¿Y qué pensar de esa breve nota que lo encabeza: “Esta es la obra que yo, Pascual Pisapia, he copiado a mano del manuscrito de Leonardo da Vinci que ahora se conserva en el (Museo) Ermitage de Leningrado”? ¿Quién era, o es, Pasquale Pisapia? ¿Cómo es posible que él sea, o fuera la única persona que tuviera noticia del manuscrito? Y como las autoridades del Ermitage niegan que dicha obra de Leonardo se encuentre en su museo, resulta imposible comprobar la autencididad del manuscrito, y aún menos su existencia. (Aunque estoy dispuesto a admitir que los rusos ya han desmentido otros hechos en otras ocasiones.) Pero también he de admitir que ha razones por las que creo en la posibilidad de que haya existido un manuscrito de estas características escrito por Leonardo…”. Y siguen aquí una serie de especulaciones y suposiciones que le hacen pensar a uno en una de esas mixtificaciones tan queridas de la literatura fantástica de Jorge Luis Borges.
Así se lo ha tomado uno y así ha leído cómo Leonardo inventó la servilleta para que su señor no siguiera limpiándose las manos en los manteles o en conejos atados al lado de los comensales, de la fabricación del mazapán con el que Leonardo hacía figuras escultóricas o de platos, cómo cocinar renacuajos o una lista de insectos comestibles.
En fin, una obra que uno lee con regocijo entre la repugnancia y la incredulidad. Hay que reconocer que el autor de la ficción tiene su mérito y los editores el suyo para seguir vendiéndolo edición tras edición.
Leonardo da Vinci. Notas de cocina. Compilación y edición de Shelag y Jonathan Routh. Presentación de José Carlos Capel. Prólogo de Marino Albinesi. Traducción de Marta Heras. Ediciones Temas de Hoy, decimocuarta impresión, 2008. 246 páginas. Biblioteca Municipal José Hierro de Talavera de la Reina.