La decisión de Audi de replantearse el concepto de sus modelos S ante la escalada imparable de los RS para encarnar la máxima deportividad nos parece un movimiento de lo más acertado. La marca de los cuatro aros ha sabido dar un paso atrás y no le ha temblado el pulso a la hora de montar un bloque diésel en unos modelos que siguen siendo muy dinámicos pero que añaden sensatez para convertirlos en algo tan sumamente equilibrado que encandila.
Esto ha ocurrido tanto en los S4, S6 como S7, y para comprobar el resultado nos hemos puesto al volante del más espectacular de todos, el Audi S7 Sportback, una preciosa berlina de 5m y carrocería coupé que mezcla diseño y practicidad de manera exquisita. No debió resultar fácil renunciar al anterior motor V8 de gasolina y 450CV que la impulsaba, pues era un bloque gozoso de conducir, pero eficiencia y emisiones mandan, así que ahora se presenta con un V6 TDI biturbo de 350CV que suple la bajada de potencia pura con 700Nm de pura fuerza.
En la práctica, este nuevo motor permite tener unas recuperaciones del mismo nivel que el anterior y que incluso compiten con el intocable Audi RS7 de 605CV, lo que se traduce en unos adelantamientos instantáneos. Por el contrario, viajando a ritmos de autobahn el consumo medio se puede contener cercano a la frontera de los 10 litros a los 100 mientras las emisiones no se disparan. De hecho, esta versión incluso lleva la etiqueta Eco gracias a la microhibridación que el motor de arranque-alternador eléctrico de 48 voltios le confiere.
Si a este poderoso motor le unimos la configuración dinámica más completa que Audi ofrece en el S7, es decir, la tracción Quattro con la dirección trasera y el diferencial autoblocante trasero (va unido a la suspensión neumática adaptativa y a la dirección trasera), comprobaremos que la agilidad con la que es capaz de moverse esta berlina de más de 2,2 toneladas y casi 5m de largo es increíble. Redondea las curvas con una naturalidad pasmosa y mejora mucho su maniobrabilidad. El sonido que acompaña no desentona en ningún momento y disimula muy bien su carácter diésel, y la única pega que encontramos son las cuatro salidas de escape falsas que han decidido ponerle.
Conseguir todo eso y encontrarse en el ordenador de abordo casi 1.000km de autonomía con el depósito lleno si mimamos un poco el acelerador (es factible bajar a consumos menores a 7 litros a los 100) nos pondrá una sonrisa en la cara, y el ambiente interior de exquisitos acabados, tecnología a la última y 4 amplísimas plazas son el lugar ideal para disfrutarlo. Eso sí, para acceder a esta “dimensión” deberemos afrontar como mínimo los 92.700 euros de tarifa base, que se convierten en casi 110.000 con las opciones “ideales” que nuestra unidad de Audi S7 TDI Sportback llevaba.