A tan solo diez minutos en coche del Casco Histórico de Toledo un mar de paneles solares centellea junto a la autovía CM-40, entre los pueblos toledanos de Bargas y Barcience. Este último da nombre a la que se convirtió, con su puesta en funcionamiento en septiembre de 2021 y tras una inversión de más de 34 millones de euros, en la primera planta fotovoltaica de Iberdrola en Castilla-La Mancha. Aunque tardó poco en dejar de ser la única, porque semanas después de aquella fecha se inauguraron otras dos más en la provincia de Cuenca.
En la finca de más de 180 hectáreas elegida para poner en marcha el proyecto Barcience, que cuenta con 50 megavatios (MV) de potencia, la multinacional española genera cada año de forma no contaminante -no consume combustibles fósiles ni genera residuos- una cantidad de energía limpia equivalente al consumo de 24.700 hogares. Y lo hace a través de 4.800 estructuras que incorporan un total de 144.900 paneles solares. Todos juntos ocuparían una superficie similar a la de 28 estadios de fútbol.
Con motivo de la celebración del Día del Sol, que se conmemora cada 21 de junio desde 2019, Iberdrola ha invitado a un grupo de periodistas a conocer la planta fotovoltaica toledana, que evita la emisión a la atmósfera de 15.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año y durante su construcción involucró a 250 trabajadores de empresas nacionales como Arteche, FCC, Abengoa, Mesa, Siemsa, Garoc y Reneergy.
"Los paneles absorben la radiación del sol y generan una corriente continua que pasa a ser alterna cuando llega al inversor. Un transformador convierte esa corriente alterna en 30.000 voltios, que van a una subestación de Iberdrola Distribución para incorporarse finalmente a la red eléctrica", ha explicado durante la visita David Barriga, el oficial que día a día se encarga del buen funcionamiento de la planta fotovoltaica Barcience.
Pero, tal y como añade Pedro García, el responsable de la zona de mantenimiento Cuenca Sur de Iberdrola, el parque solar está permanentemente monitorizado en remoto desde el Centro de Operación de Renovables de España (CORE), unas instalaciones pioneras -ubicadas precisamente en Toledo capital- desde las que la compañía controla y opera en tiempo real el funcionamiento de las instalaciones eólicas, fotovoltaicas y minihidráulicas de Iberdrola tanto en nuestro país como en Portugal, Grecia, México, Hungría, Rumanía e Italia.
Los paneles, que tienen una vida útil de entre 25 y 30 años, están orientados hacia el sur y se han instalado aprovechando las ondulaciones del terreno para sacarles el máximo partido. Aunque en otras plantas de Iberdrola son móviles para ir buscando la luz solar, en el caso de Barcience no ha sido necesario incorporar esta tecnología porque "en verano están produciendo energía durante 14 horas diarias, alcanzando su pico máximo en las tres o cuatro horas centrales del día". En invierno, el rendimiento se limita a seis u ocho horas por jornada, ha contado García.
Los técnicos aseguran que los paneles han demostrado una gran eficiencia en la producción de energía limpia incluso en días con calima, como los que se vivieron en el centro peninsular durante la pasada semana. Cuando la lluvia no hace acto de presencia en mucho tiempo y el polvo cubre las cédulas solares convirtiéndose en un problema, los trabajadores de Iberdrola proceden a su limpieza con pistolas de aire a presión, algo que en la planta toledana todavía no ha sido necesario.
Estos días sí se está procediendo a desbrozar por completo la finca para reducir al mínimo el riesgo de incendio. En el Romeral y Olmedilla, las dos plantas solares de Iberdrola en la provincia de Cuenca, ese trabajo lo hacen los animales, porque se ha llegado a acuerdos con ganaderos de la zona para que sus rebaños coman y pisen el pasto entre los paneles.
El objetivo es que las plantas de generación solar fotovoltaica puedan compatibilizarse con actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería o la horticultura, "de manera que se mejore la eficiencia y competitividad de las instalaciones, el aprovechamiento del terreno y la defensa de la biodiversidad".
Medidas compensatorias
Aunque en Toledo todavía se está trabajando para que fructifiquen acuerdos de ese tipo, lo que ya se ha puesto en marcha es un plan de medidas compensatorias para que la instalación de la planta fotovoltaica Barcience afecte lo menos posible al entorno natural. Así, Iberdrola ha replantado todo el perímetro de la finca con especies autóctonas como encinas, carrascas, retamas o romero.
El terreno, además, cuenta con varios majanos en los que los conejos pueden resguardarse y reproducirse, y también se va a instalar un primillar, una construcción que destinada al establecimiento de colonias de cernícalos primillas.
De hecho, durante la visita varios conejos se han dejado ver correteando entre las estructuras de acero galvanizado que sostienen inclinados hacia el cielo los paneles solares, diseñadas para resistir el peso propio de los módulos y las sobrecargas de viento y de nieve.
Iberdrola en Castilla-La Mancha
Iberdrola, en una nota de prensa, ha recordado que la compañía produjo durante el año 2021 un impacto económico de casi 700 millones en Castilla-La Mancha, comunidad autónoma en la que emplea a más de 500 personas.
El pasado ejercicio, la multinacional española invirtió 195 millones de euros en la región, además de efectuar compras y contrataciones de servicios a más de 230 proveedores castellano-manchegos por un valor aproximado de 290 millones de euros.
Castilla-La Mancha "seguirá siendo uno de los escenarios principales de la apuesta de Iberdrola", ha indicado la empresa, que ya tiene instalados 250 nuevos megavatios de energías renovables y "actualmente tiene proyectos en tramitación avanzada por 300 megavatios, que incluyen seis proyectos fotovoltaicos". Además, a lo largo de 2022 la compañía alcanzará unos 1.500 megavatios adicionales en tramitación.
Hidrógeno verde
El pasado 13 de mayo Iberdrola inauguró en Puertollano (Ciudad Real) la mayor planta de Europa de hidrógeno verde para uso industrial, que según la compañía "podría convertir a España en un referente en la producción y desarrollo de este nuevo vector energético, que contribuiría de forma decisiva a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar como el de los fertilizantes, la industria de alta temperatura o el transporte pesado".
Con una inversión total de 150 millones de euros, incluyendo tanto las instalaciones de hidrógeno verde como una central fotovoltaica dedicada, la planta de Puertollano podrá llegar a producir hasta 3.000 toneladas de hidrógeno verde anuales y evitar la emisión de 78.000 toneladas de CO2 al año.