La localidad toledana de Sonseca (Toledo), con un sector textil que ya ha tenido que afrontar dos crisis en los últimos 20 años, ha vuelto a reinventarse al ver el nuevo freno de la economía por la pandemia de coronavirus, de forma que ha redirigido parte de la producción a la fabricación de mascarillas de hilo reutilizables.
Un grupo empresas de este municipio toledano se ha puesto "manos a la obra" y tienen sus máquinas textiles funcionando las 24 horas del día para la producción de mascarillas, cuyo uso ya es obligatorio cuando no se puede mantener la distancia social de seguridad para prevenir el contagio del coronavirus, aunque en algunas comunidades autónomas es obligatoria en toda circunstancia.
El director comercial del Grupo Alanca, Roberto Cerdeño, ha explicado a la Agencia Efe que, nada más declararse el estado de alarma con el consiguiente parón de la economía, vieron la posibilidad de seguir trabajando en la fabricación de mascarillas, por lo que rápidamente reprogramaron sus máquinas textiles de última generación, adquirieron hilatura higiénica para este tipo de productos y se pusieron con los patrones.
Hubo que realizar varias pruebas para conseguir un producto que, a la vez que eficaz contra el virus, fuera ligero y dejara respirar bien, y ya tienen su modelo de mascarilla homologada que se vende en farmacias y parafarmacias, en comercios y por encargo. De poliéster, se comercializan en varias tallas y colores, o decoradas con distintas técnicas de impresión, o con bordados.
Se lavan a menos de 40 grados y no encogen puesto que antes de ponerse a la venta pasan por un proceso de lavado e higienizado, y su durabilidad es de unos seis meses. Cada máquina elabora 120 mascarillas al día, y este grupo dispone de 11 máquinas, explica Cerdeño, quien añade que, desde que diversificaron la producción y, además de chaquetas y jerseys de alta calidad, abrieron esta línea de mascarillas, la producción no ha dejado de crecer hasta ahora, que se mantiene, pero con la previsión de repuntar puesto que parece ser que el virus va a seguir al menos durante unos meses, hasta que se disponga de vacuna o tratamiento, y el uso de la mascarilla tiende a normalizarse.
En mayo y junio, recuerda, recibían más pedidos de lo que producían, las máquinas no daban abasto, ahora la producción se mantiene estable y están atendiendo pedidos de distintos lugares de España: Mérida, Cádiz, Salamanca, Sevilla, además de Toledo.
El grupo que dirige Fernando Martín ya está pensando en diversificar modelos e introducir diseño en el producto, con el objeto de convertir la mascarilla en un complemento de moda. Asimismo,también pone el acento en la sostenibilidad de las mascarillas de hilo reutilizables, ya que no generan apenas residuos, en contraposición con las mascarillas de usar y tirar.
Estas empresas que han visto en la crisis una oportunidad suponen 25 empleos directos, puesto que son varias las implicadas en la elaboración del producto, el lavado e higienización, el envasado y empaquetado y el envío, además de empresa que colabora en la impresión puesto que las mascarillas se pueden personalizar con el diseño que elija el cliente.
De hecho, equipos deportivos, restaurantes, empresas o administraciones ya están haciendo el encargo de sus propias mascarillas personalizadas con el logotipo y el nombre.
Sonseca, cuyas principales fortalezas económicas son el mazapán, además de los muebles y el textil ya tocados por las recesiones de principios de siglo y la de 2008, es un municipio de tradición textil donde las dos crisis de este siglo se llevaron por delante hasta el 80 por ciento del sector, pero ahora es un ejemplo de empresas que han redirigido su producción en plena pandemia de COVID.