Francisco de Quevedo (Madrid, 1580) fue uno de los mayores genios del Siglo de Oro, como es bien sabido. Pero lo que quizá no se conoce tanto es que mantuvo una gran amistad con el VII Duque de Medinaceli, lo que le llevó a pasar largas temporadas de su vida en Cogolludo, un pequeño pueblo de Guadalajara que hoy en día no llega a los 600 habitantes.
El escritor y el duque comenzaron su estrecha relación a finales de 1629. Quevedo solía calificar al noble como uno de los hombres más sabios, insignes y generosos de la época e incluso decía de él que era una persona ilustrada, ya que fue doctor en ciencias y en letras, erudito profundo y dominaba el latín, el griego y el hebreo, además de llegar a ser una autoridad como teólogo y escriturario.
Tal era su apego, que el duque le invitó en varias ocasiones a su lujoso palacio de Cogolludo. De él llegó a escribir que era su hogar, donde "apagaba pesadumbres" y donde disfrutó de "momentos muy divertidos, entrañables, que hacen de la vida algo que merece la pena". Desde el salón, ambos urdieron diversas operaciones, muchas de ellas de especulación, para mejorar las cosas en el Reino.
Un lugar "ideal para el retiro"
También de Cogolludo escribió que fue el lugar donde pasó "los mejores momentos con los Duques de Medinaceli", describiéndolo como un maravilloso lugar no lejos de Madrid "ideal para el retiro, para permanecer olvidado y ver las cosas con la cabeza calma".
Quevedo ayudó a la adquisición de libros para aumentar la biblioteca del Palacio de Cogolludo y desempeñó para el duque el papel de informador. Para él escribió noticias novedosas y desde allí envió varias misivas importantes.
En definitiva, el municipio alcarreño fue para el escritor el mejor lugar para encontrar la paz. Pasear por los alrededores de la población, bajo unos humildes chopos, le daba una dimensión diferente de lo que consideraba sus preocupaciones, convirtiéndolas en relativas y menos importantes.
Quevedo murió el 9 de noviembre de 1645 en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) y es uno de los grandes personajes históricos que tienen relación con Cogolludo y los Duques de Medinaceli. Su presencia en el pueblo es uno de los atractivos de las visitas turísticas, en las que además de conocer los lugares por lo que pasó, se recitan algunas de sus más famosas poesías.
El Palacio, abierto al público
El Palacio de Cogolludo o de los Duques de Medinaceli preside la imponente Plaza Mayor porticada, típicamente castellana. Es el primer palacio renacentista construido en España por el arquitecto Lorenzo Vázquez de Segovia.
La fachada de este palacio nos transporta a la Florencia renacentista por su típico almohadillado, llamado florentino. Sus seis ventanas geminadas en estilo isabelino y adornadas con el escudo de esta noble familia y la labrada crestería coronan este hermoso edificio.
Restaurado en el año 2012, en su interior podemos ver una muestra de la azulejería y la consolidación del patio principal, el patio de servicio y ambos jardines. Impresiona, en la segunda planta, el llamado “Salón Rico” y su chimenea adornada con estuco, que nos recuerda al reino andalusí.
Este está abierto al público, conjuntamente con la Iglesia de Santa María, a través de las visitas guiadas organizadas desde la Oficina de Turismo.