Pedro Sánchez ha roto consigo mismo y con su Gobierno. Ha sido rotundo y revolucionario y ha hecho una remodelación del Ejecutivo de sobresaliente calado y una sorprendente carga de profundidad. Abandona su núcleo duro, el que formaban José Luis Ábalos, Iván Redondo, Juan Carlos Campo y Carmen Calvo, y pega un volantazo tan inesperado como llamativo para ofrecer una nueva cara en la Moncloa y lanzarle el mensaje a todos, por supuesto también al PSOE, de que el que se mueve no sale en la foto, al estilo guerrista puro. Bien está.
Sánchez no asume los errores, hace que los asuman otros y esta potente crisis de Gobierno es un aldabonazo en el corazón de la política nacional. Nueva célula en torno al presidente. Nuevo escudo. La pena es que la parte podemita del Gabinete se vaya de rositas, pero está claro que el sanchismo es la filosofía política que todo lo mueve en el ánimo y la voluntad del presidente del Gobierno. Llega un tiempo nuevo, o lo parece.
En esta revolución interna que Sánchez ha promovido en este acalorado sábado de julio, con media España de vacaciones y la otra media pensando en ellas, destaca un nombre propio de forma muy significativa: Isabel Rodríguez, hasta ahora alcaldesa socialista de la localidad ciudadrealeña de Puertollano, y nombrada para dos puestos de alta relevancia política, ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno.
La joven pero muy experimentada alcaldesa sustituirá a Miquel Iceta por un lado y a María Jesús Montero por el otro, dos responsabilidades de máxima importancia para Sánchez y para este nuevo Gobierno con el que el presidente quiere abrir, claramente, un nuevo tiempo.
Isabel Rodríguez va a ser, a partir de ahora, una de las personas más cercanas y de mayor confianza de Pedro Sánchez en la Moncloa, y esa será una tarea que esta inteligente socialista manchega asumirá con esmero, prudencia y mucho sentido de la responsabilidad. Faltan actitudes de Estado y Rodríguez las aportará. Será una tarea muy compleja, pero esta nueva ministra es valiente y audaz, y podrá con ella. Batallar con los medios de comunicación y con la correosa política territorial española, tan tocada de oscuros independentismos, puede llegar a ser ingrato, pero Isabel Rodríguez mantendrá la entereza y la sensatez. La buena mano. Es nuestro mejor deseo para ella.
Isabel Rodríguez ha sido siempre una cara amable, una voz amistosa y cordial, en el PSOE de Castilla-La Mancha y en la política española. Ha tenido numerosas responsabilidades, locales, regionales y nacionales, algunas de calado, y siempre ha ejercido su trabajo con el socialismo de valores como bandera, pero sin el sectarismo que sí caracteriza a otros entornos de su partido, apostando por el diálogo y las buenas maneras.
La nueva portavoz del Gobierno de Sánchez tendrá que entenderse bien con los periodistas, y esa es una difícil misión para la que está preparada y tiene sobrada experiencia: fue portavoz del Gobierno de José María Barreda en Castilla-La Mancha, también portavoz del PSOE regional, y en distintas etapas ha tenido cargos de responsabilidad en el Congreso de los Diputados y el Senado, donde fue la senadora más joven de España.
Su nombramiento ahora como ministra y portavoz de la Moncloa ha sido una alegría para el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y para todo el PSOE autonómico, que este sábado ha celebrado con una ovación la decisión de Sánchez cuando los socialistas castellano-manchegos se encontraban reunidos en el comité regional. Es muy significativo que Page estuviera hoy tan feliz.
Su larga lista de responsabilidades políticas entre 2004 y 2021 no desmerece a una de sus mejores virtudes personales: su cercanía y su vocación abierta. Es muy lista y sagaz, tiene gran madera política. El guante de seda se notará en la Moncloa y suponemos que esta naturaleza habrá influido en la decisión de Sánchez. Tal vez el propio Page habrá tenido algún papel de relevancia en este nombramiento, pero en todo caso parece un giro del presidente del Gobierno hacia una forma nueva y mejor de hacer las cosas. Ojalá. Así lo esperamos y así parece al comprobar este gran salto político que convierte a Isabel Rodríguez en una gran referencia política dentro y fuera de Castilla-La Mancha.
Puertollano se queda sin su alcaldesa, pero España gana una ministra y una portavoz. El Gobierno también gana en los cambios. Ojalá que sea para bien. Ojalá que España gane. Ojalá que todo vaya mejor y, en efecto, Sánchez y su Ejecutivo abran un nuevo tiempo hacia posiciones más dialogantes, menos unilaterales, más de todos. Enhorabuena a Isabel Rodríguez y los mejores deseos para ella y para España.
***Eusebio Cedena es director de El Digital CLM