No están acatarrados y ni siquiera son fumadores pero sufren tos, falta de aire al respirar y pitos en el pecho. Además, sus síntomas empeoran cuando hacen ejercicio físico o se exponen a ciertas sustancias. En torno a 100.000 castellano-manchegos, un 5 por ciento de la población regional, padece asma, en la media con la prevalencia de la enfermedad en el resto del país, aunque ese porcentaje puede duplicarse entre los niños y jóvenes. ¿Pero en qué consiste esta dolencia? "El asma afecta a las vías respiratorias porque se produce una inflamación en la mucosa de los bronquios. Si esos bronquios se van inflamando poco a poco hablaríamos de un asma más crónico y cuando se producen cuadros de obstrucción aguda hablaríamos de crisis de asma", explica Álvaro Moreno Ancillo, alergólogo del Hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina (Toledo).
Según el doctor Moreno, el componente genético es determinante principal de que algunas personas desarrollen la enfermedad, que se considera crónica puesto que salvo en pocos casos no es reversible, pero advierte de que "el factor ambiental es muy importante" en su papel como desencadenante de crisis y factor etiológico de la inflamación. "En los últimos años hemos visto un aumento de la prevalencia de la enfermedad relacionada con el estilo de vida occidental, con el incremento de las enfermedades alérgicas, y lo relacionamos con una falta de educación del sistema inmune en los primeros meses de vida, momento en el que necesitamos contacto con una serie de microorganismos que nos han acompañado en los últimos 20.000 años para educar a nuestras células del sistema inmune y que la polución y la contaminación ambiental, un mal concepto de la higiene, el alejamiento del mundo rural y otros factores como el déficit de vitamina D han hecho que esas 'antiguos amigos' hayan disminuido", explica.
Aunque "el asma puede aparecer a cualquier edad de la vida", en un gran porcentaje de casos la enfermedad comienza a destaparse en la niñez, "claramente a partir de los 3 o 4 años" ya que hay ciertos lactantes en los que se observan sibilantes, esos famosos pitos en el pecho, pero si a futuro no se convierten en alérgicos logran 'esquivar' el asma crónico, relacionado en ese primer momento vital con los virus. "El asma se va a curar siempre que esos niños no tengan carga genética ni alergias ya que es de origen vírico, pero el que aparece en la infancia o en la juventud ya suele ser de origen alérgico", señala el alergólogo jefe del hospital talaverano.
Y es que asma y alergias mantienen una estrecha e innegable vinculación debido a que las células que ponen en marcha la inflamación de los bronquios "son precisamente las células relacionadas con la alergia, al menos en un gran número de pacientes". Por eso, el Dr. Moreno recuerda que resulta "imprescindible" que "todos los asmáticos se hagan un estudio alérgico para saber cuáles son sus desencadenantes alérgicos principales". Sin duda, la exposiciones a ácaros, pólenes, hongos ambientales y animales son factores muy potentes a la hora de desencadenar posibles crisis asmáticas. "Según donde vivas posiblemente tengas una alergia u otra. En la costa te harás alérgico a los ácaros y en el interior a los pólenes. En zonas como Castilla-La Mancha la primavera es la peor época para los asmáticos que son alérgicos al polen, ya que si los niveles de polen suben de forma súbita pueden provocar síntomas agudos de la enfermedad en forma de crisis de asma. Por eso es muy importante que la gente conozca la alergia que tiene, para poder ir por delante y prever posibles situaciones de riesgo", señala el especialista.
La clave, el tratamiento controlador
De hecho, en la prevención está la clave para mantener al asma a raya, para lo que se hace necesario que se diseñe un tratamiento controlador y otro de rescate, que solo sería necesario utilizar en caso de que se desencadene una crisis. "Lo que pretendemos los especialistas es que los pacientes estén sin crisis. Hay que definir cuáles son los desencadenantes de cada paciente (alergias, factores ambientales, medicamentos como los antiinflamatorios...) y una vez detectados poner un tratamiento controlador mantenido en el tiempo y durante todo el tiempo que sea necesario. Generalmente se trata de inhaladores que llevan corticoides a una dosis ajustada que no provoca efectos adversos", explica el Dr. Moreno.
"Los pacientes diagnosticados deben tener muy claro que no deben abusar de los tratamientos de rescate, que suelen ser fármacos beta 2 adrenérgicos como el salbutamol", indica el alergólogo haciendo referencia al principio activo del famoso Ventolin, uno de los fármacos más vendidos en España. "No es porque este medicamento sea malo en sí mismo sino porque su uso nos está poniendo de manifiesto que la enfermedad está yendo peor. Por eso es muy importante hacer un uso continuado de la medicación controladora de la enfermedad, que es la que le tiene que dejar al asmático prácticamente perfecto. Si el paciente empieza a volver a necesitar su tratamiento de rescate significa que debe ser reevaluado", asegura el especialista.
"Del concepto de control nace la posibilidad de que los asmáticos hagan una vida completamente normal", explica el Dr. Moreno, que recuerda que es "si el asma no lo tienes controlado va a generar, a futuro, una pérdida de capacidad pulmonar y mayor posibilidad de tener crisis y de necesitar medicamentos más potentes y con más efectos adversos". De ahí que acertar con el tratamiento preventivo sea la clave del éxito. Tanto es así que deportistas de éxito mundial como el futbolistas David Beckham o el nadador Michael Phelps son asmáticos y han podido desarrollar su triunfadora carrera sin limitaciones pese a que el asma siga siendo una enfermedad crónica.
Solo en algunos pacientes con asmas alérgicos puros, con una sensibilización clara y cuando la inmunoterapia se administra precozmente, las conocidas vacunas antialérgicas podrían controlar y casi hacer desaparecer la enfermedad asmática, especialmente en la edad infantil y juvenil. En el asma ya establecido del adulto es más difícil conseguir una curación. Ahora mismo existen tratamientos biológicos muy caros, dirigidos a los casos de asma grave en los que hay riesgo vital, que intentan bloquear toda la cascada inflamatoria que sucede. No sabemos si en los próximos años aparecerán inmunomoduladores precoces para modificar el curso enfermedad, pero hoy por hoy aspiramos a conseguir su control con las estrategias terapéuticas actuales y a impedir que los pacientes sufran las temidas crisis de asma", finaliza el Dr. Moreno.