"Esto es algo inédito". Fue lo que dijo Carlo Ancelotti sobre el surrealista final que vivió el Real Madrid en Mestalla con Gil Manzano. El colegiado señaló el final del partido justo cuando Bellingham anotaba el gol de la remontada, una acción que dejó sin palabras y sin explicación a cualquiera, incluido a un tipo tan experimentado como el entrenador italiano.
Lo que sucedió en la última jugada del encuentro va a traer cola durante mucho tiempo. Con 2-2 en el marcador y después de haber equilibrado dos goles en contra, el Real Madrid apretó una vez más hasta el último segundo creyendo en sus oportunidades, algo que tantas veces ha hecho a lo largo de su historia.
Volcado sobre la portería de Mamardashvili, los blancos gozaron de un saque de esquina a favor para completar la remontada. "Es la última", dijo Gil Manzano justo antes de ejecutar ese córner. El balón voló al área y la defensa del Valencia despejó, pero el colegiado todavía dejó seguir la acción unos instantes más.
El Real Madrid, por supuesto, siguió su jugada de ataque. El balón le cayó a Brahim en el costado derecho, puso un centro al punto de penalti y allí emergió la figura de Bellingham para, con un cabezazo, batir a Mamardashvili y cerrar la remontada del conjunto blanco, aunque en realidad nada de aquello sirviera para nada.
Los silbidos del final
Gil Manzano desesperó al Real Madrid y alivió al Valencia con su peculiar manera de señalar el final del encuentro. El sonido del silbato atronando justo cuando los blancos hacían volar un balón al interior de la portería che provocó un cisma final que terminó incluso con Bellingham expulsado.
El colegiado hace sonar por primera vez su silbato en el momento en el que Brahim se dispone a poner el centro al área. El segundo sonido llega cuando el balón ya vuela buscando un rematador y el tercero cuando Bellingham se encuentra rematando de cabeza para anotar el que era el 2-3.
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Todo muy al límite, pero es que la acción todavía cobra un cariz diferente por un amago que hace el propio Gil Manzano unas décimas de segundo antes de empezar a señalar el final. Porque antes de que Brahim ponga el centro, el árbitro hace el ademán de llevarse el silbato a la boca, algo de lo que se arrepiente pero que inmediatamente retoma.
Nadie lo advierte
Una de las cosas más llamativas de esta última jugada que tanta polémica ha suscitado es que nadie parece advertir de que Gil Manzano señala el final del partido y hace sonar su silbato.
Así, todos los futbolistas implicados en la jugada, los 22 que están sobre el terreno de juego en esta última acción del choque, siguen el desarrollo normal del juego y no hay nadie que se relaje viendo que el colegiado señala el final del choque. Es decir, que los jugadores del Valencia acuden a taponar primero el centro de Brahim y después a intentar evitar el cabezazo de Bellingham.
De hecho, en las imágenes de televisión se puede ver claramente el lamento de algunos futbolistas del Valencia en el momento de encajar ese gol que suponía la derrota en el último suspiro. Mosquera, que estaba emparejado en la jugada con Rüdiger, hace un gesto con su brazo derecho en clara señal de rabia, y Mamardashvili también se queda en el suelo abatido.
La acción sucedió más allá de los 7 minutos que había añadido Gil Manzano al partido. Todo ello sucedió porque el partido se tuvo que ir más allá como consecuencia de la revisión de VAR que hubo ya además en el tiempo añadido.
Gil Manzano se inventó un penalti sobre Hugo Duro en el que tuvo que intervenir el VAR para enseñarle en los monitores que no había existido contacto alguno sobre el delantero del Valencia. La revisión fue larga, Gil Manzano fue llamado al monitor y terminó por anular la acción. Los jugadores del Madrid incluso reclamaban más tiempo extra.
Aparte de que el gol no subiera al marcador, esta acción tan polémica tuvo una doble factura para el Real Madrid. Gil Manzano además expulsó a Bellingham, el autor del gol que no subió al marcador, ya con el partido concluido por las protestas. Se espera que el jugador se pierda al menos los próximos dos encuentros.
En el acta, Gil Manzano recogió que Bellingham vio la roja directa por el siguiente motivo: "Tras la finalización del partido y aún en el terreno de juego, se dirigió hacia mí corriendo y en actitud agresiva y a gritos, repitiendo en varias ocasiones: 'It's a fucking goal'".