Cuando uno cree que ha visto hacer todo lo posible al Real Madrid en Europa, entonces va el equipo blanco y le da un golpe de realidad con una nueva exhibición. El Santiago Bernabéu volvió a vivir otra de esas noches mágicas en Champions League, esta vez sin la mística de una remontada, y encarriló su pase a las semifinales de la máxima competición continental de una manera brillante.
En esta ocasión el Chelsea fue la víctima. El equipo londinense llegaba muy tocado al feudo madridista, vagando por tierra de nadie en la Premier League y con Frank Lampard como un parche de emergencia en el banquillo, algo que se notó en el terreno de juego. El Real Madrid olió la sangre y supo encontrar la manera de doblegar a un rival deprimido que salió escaldado de la capital española.
El equipo de Carlo Ancelotti va lanzado a por la Decimoquinta. Con La Liga ya perdida, los blancos tienen dos claros e importantes objetivos de aquí hasta que termine la temporada. Uno de ellos es la Copa del Rey, donde ya están en la final, y el otro es por supuesto sumar una Champions más a una vitrina de trofeos que exige nuevas obras para hacer más sitio.
El partido ante el Chelsea arrojó una evidencia, y es que el Real Madrid empleó la misma fórmula que le valió para ganar la Decimocuarta la temporada pasada. Tres nombres propios fueron capitales el año anterior y esas tres mismas figuras volvieron a ser determinantes en el encuentro de ida de estos cuartos de final. Benzema, Vinicius y Courtois brillaron para guiar al Real Madrid hacia el triunfo y para dejar claro que, un año después, siguen teniendo el mismo objetivo entre ceja y ceja.
La pólvora
Se habla mucho de Kylian Mbappé o de Erling Haaland, pero aunque estos dos monstruos no vistan de blanco el Real Madrid sigue teniendo el ataque más poderoso de todo el continente. Vinicius y Benzema forman una dupla que aterroriza a cualquier rival, y a ellos se le está uniendo de manera habitual en las últimas semanas un Rodrygo que supone un complemento perfecto a las características de ambos.
Entre los tres se encargaron de poner en jaque a la defensa del Chelsea, pero de cara al gol de nuevo fueron Vinicius y Benzema los hombres definitivos que empezaron a poner las cosas de cara para los madridistas. El brasileño y el francés fueron los dos últimos en tocar el balón en la acción del primer gol, y el '20' repartió además la asistencia a Marco Asensio en el segundo tanto.
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El año pasado 'Vini' y Karim fueron dos de los grandes culpables de que el Real Madrid alcanzara la Decimocuarta. El galo fue el máximo goleador de la Champions y firmó unas actuaciones de escándalo que le llevaron directamente al Olimpo, es decir, a recoger el primer Balón de Oro de su carrera deportiva. Fue determinante, apareció en los momentos justos y fue un gran capitán.
Lo de Vinicius fue otro escándalo. Demostró ser uno de los jugadores más desequilibrantes del planeta y, por si fuera poco, anotó el gol definitivo en la final ante el Liverpool que se tradujo en el título. Es un fuera de serie y sigue creciendo, contra el Chelsea participó en los dos tantos y demostró una capacidad de desborde que, seguramente, no tenga nadie más en todo el planeta.
La portería
Un equipo no sólo vive de los goles. Los títulos también se labran desde la portería, ese lugar sagrado en el que si el balón del contrario no entra el éxito está asegurado. Y ahí es donde precisamente el Real Madrid tiene al mejor del mundo. Thibaut Courtois sigue dando lecciones en cada partido y el encuentro ante el Chelsea no iba a ser una excepción.
Esta ida de los cuartos de final no fue ni mucho menos un infierno para el belga, no fue un acoso por parte del equipo londinense a la portería blanca, pero Courtois supo aparecer en los momentos decisivos para mantener a raya a los ingleses. Él fue otro de los grandes artífices de la pasada Decimocuarta con actuaciones sensacionales que le encumbraron como el mejor guardameta del planeta, y su nivel no ha bajado lo más mínimo porque sigue suendo definitivo.
El Real Madrid se adelantó con el gol de Benzema casi en el ecuador de la primera mitad, pero la reacción del Chelsea fue inmediata. Sterling gozó de una ocasión inmejorable para haber hecho el empate acto seguido y haber frenado así el frenesí de los hombres de Carlo Ancelotti, pero el delantero inglés se encontró con la figura gigantesca del guardameta blanco.
Courtois sacó una mano prodigiosa cuando los blues estaban ya casi celebrando el gol en una de esas acciones que a veces pasan desapercibidas en el cómputo global de un partido pero que resultan cruciales. El belga volvió a echar el cerrojo e impidió que los londinenses tuvieran algo que celebrar en el Santiago Bernabéu. Una vez más 'secando' rivales.
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Es la fórmula mágica, que no secreta porque ya todo el mundo la conoce, que utilizó el Real Madrid en la Decimocuarta y que sigue empleando en el camino hacia la Decimoquinta. Tres nombres, Benzema, Vinicius y Courtois que siguen siendo los jugadores más determinantes en Europa.