Cara y cruz en el entrenamiento del Real Madrid a 48 horas de El Clásico. Antonio Rüdiger reapareció, con una tirita en la frente, en el entrenamiento del equipo blanco. Todo lo contrario con Thibaut Courtois, que sigue sin trabajar con el equipo por culpa de la ciatalgia que sufre.
El portero belga se queda prácticamente fuera del partido contra el Barça y su lugar en portería lo seguirá ocupando Andriy Lunin, que jugará -si se confirma la baja del belga- el primer Clásico de toda su carrera deportiva. Courtois no se ha recuperado todavía y no se forzará su presencia en el partido de este domingo.
Su sesión de trabajo estuvo marcada por un entreno en el gimnasio y luego sobre el césped por su cuenta con balón y guantes. Será este sábado cuando definitivamente se decida si juega o no. Si no está al 100%, no lo hará.
En cuanto a Rüdiger, el central alemán ha reaparecido tras la aparatosa brecha que se hizo en la frente en la acción del gol ante el Shakhtar Donetsk. Lo hizo sin máscara, pero se espera que para el partido -si finalmente entra en la convocatoria- ya la tenga como protección de la zona afectada.
Hay tranquilidad en el Madrid. Rüdiger avanza por el camino correcto para estar disponible, pero además todo apunta a que los elegidos para el centro de la zaga por Ancelotti -esté el alemán o no- serán Militao y Alaba.
El momento de Lunin
Sin Courtos, confía el Real Madrid en Lunin aunque no es lo mismo. Y eso que el joven guardameta ucraniano ha mantenido el tipo con estabilidad cada vez que ha saltado al campo a lo largo de estos quince días. De hecho, la única ocasión en la que el equipo de Ancelotti mantuvo su portería a cero en LaLiga fue con el meta de Krasnohrad, de 23 años, bajo palos. En el choque contra el Getafe (1-0).
Cierto es que con Courtois el vigente campeón ganó todos los partidos y con Lunin en la portería cosechó los dos únicos empates que arrastra el equipo. Contra el Osasuna (1-1) y frente el Shakhtar en Varsovia (1-1).
Acumula el ucraniano cuatro encuentros seguidos en la presente temporada. Nunca como miembro de la plantilla blanca había tenido un protagonismo tan largo, tan seguido. Y ha ido de menos a más. Aunque el clásico es otra cosa.
Las dudas alcanzan al joven meta. De personalidad aún por moldear y condicionado en su ánimo por la penosa situación que atraviesa su país por la invasión de Rusia. Resguardar el arco blanco tiene una presión sin igual. Que se multiplica cuando el adversario es el Barcelona.