La Brasil de los Júniors. Uno Neymar. Otro Vinicius. El '10' y el '20' a la espalda. No hay mejores representantes del jogo bonito brasileiro que ellos. Perseguidos por su talento y discutidos por su forma de entender la vida. Les une su gran amor: el fútbol.
La amistad entre Neymar y Vinicius no entiende de edades -una diferencia de ocho años entre uno y otro-. Hablan el mismo idioma y no nos referimos al portugués. Se entienden casi hasta el punto de que podrían ser almas gemelas. La gran diferencia es que Ney nunca llegó a ser lo que podía ser y Vini tiene todo por delante para ser lo que quiera.
Lo otro que les separa es que solo Vini ha jugado en el Real Madrid. Neymar pudo hacerlo, varias veces. Nunca se dio. A veces por ambiciones que se escapaban de lo futbolístico y otras por la negativa de los 'carceleros' que le retenían. Eso abrió en Madrid las puertas a dos meninos: Vinicius y Rodrygo, siendo más parecido a él el primero.
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El fútbol de Neymar enamoraba en Madrid. Lo hacía de niño, cuando tenía solo 13 años y se puso la camiseta blanca y pisó Valdebebas. La ficha estaba preparada, pero el club se arriesgaba a ser sancionado por la FIFA. Además, el Santos puso un dineral sobre la mesa para retener a su talento de oro.
La siguiente vez que Ney casi cruza el puente fue cuando quiso dar el salto definitivo a Europa. Pasó reconocimiento médico y hasta firmó un contrato que nunca llegó a valer de nada. El Barça entró en escena, con promesas al entorno y pagos a escondidas que el Madrid no estaba dispuesto a hacer. El '10' se fue a la ciudad condal.
La búsqueda del Madrid
En esas que Vinicius empezó a asomar la cabeza en el fútbol de las inferiores en Brasil. Lo hacía en Río de Janeiro, a menos de 500 kilómetros de donde despuntó Neymar. El astro del Santos se convirtió en la referencia para niños como Vini o Rodrygo -solo un año menor que él-.
Neymar gambeteaba en el Barça, siendo el sueño prohibido para todos en el Madrid. El club blanco no podía quedarse con lo brazos cruzados y activó la maquinaría. Si no podía fichar al brasileño, entonces debía encontrar al siguiente como él. Juni Calafat, ahora el director de fútbol internacional y 'chief scout' del Madrid, dio con lo que se buscaba.
2017 fue el año en el que Vinicius fichó por el Real Madrid y Neymar se fue del Barça. Lo primero ocurrió en mayo y lo segundo en agosto. En Can Barça temían que el club blanco estuviera detrás de la rebeldía de Ney para irse aquel verano. No sabían que los cantos de sirena venían de París y que en la capital española estaban tranquilos porque creían tener ya a su propio Neymar.
Vinicius costó 45 millones, mientras que el PSG puso 222 kilos por la estrella culé. El Madrid tenía otro as en la manga, que ejecutó solo 13 meses después -junio de 2018-. Fichó a Rodrygo por otros 45. Tanto en este caso como en el de Vini, los blancos se adelantaron al Barça gracias a su gran trabajo de persuasión con los chicos y sus familias.
Cuando Vinicius conoció a Neymar, este todavía era jugador del Barça. Tenía solo 16 años y en redes presumía de ello con el siguiente mensaje: "Ídolo, sin palabras...". Dos años y medio después, siendo ya él del Madrid y Ney del PSG, jugaron juntos por primera vez en Brasil. Era septiembre de 2019.
Aquel verano, Neymar había intentado jugar en el Real Madrid. Quería salir de París a toda costa y descolgó el teléfono para tantear la situación. Hizo llamadas a jugadores y otras personas del club merengue. Quería vestir de blanco por fin. Las exigencias del PSG evitaron movimiento alguno desde Chamartín. Era imposible sacarle de allí. El Barça lo intentó -más de cara a la galería que de verdad- y no pudo.
Vini supera a Ney
Desde entonces, Vinicius ha crecido hasta ser igual de grande o más que el Neymar actual. En el mercado, el menino del Flamengo cuesta 45 millones más que su referente (120 a 75 'kilos', según Transfermarkt). En sus clubes Vini también es más determinante que Ney, aunque este haya recuperado parte de su brillo perdido en el arranque de la temporada.
Pero entre ellos no hay rivalidad y sí una estrecha relación de amistad que se afianza en cada concentración de Brasil. Seguramente, esta sea la etapa de toda su carrera en la que Neymar se siente mejor en la Canarinha. La culpa la tienen los Vinicius, Rodrygo y cía.
Neymar protege a Vinicius. Se ve reflejado en el madridista, que sufre persecuciones similares a las que él tuvo (o sigue teniendo) que pasar. Que si los regates, que si los bailes, que si la permisividad a las duras entradas de los rivales... Se entienden y sus lazos les unen.
No podrán jugar nunca juntos en el Real Madrid, pero mientras dure lo harán con la Brasil de Tite. El seleccionador carioca, además, ha dado con la tecla para ponerles en el campo a la vez. Baila Vini y baila Neymar. Juntos rumbo al Mundial de Qatar.