La carrera de Zidane como entrenador de momento es corta, tan solo ha entrenado al Castilla y al Real Madrid. Pero su paso por el primer equipo madridista fue de tanto éxito que parece difícil que esté mucho tiempo más sin encontrar acomodo en algún banquillo. En una entrevista en Telefoot, el propio Zidane ha hablado de todo lo que puede dar todavía: "¿Si puedo aportar cosas aún como entrenador? Sí, muchas, o creo que algunas. Quiero continuar porque aún tengo esa ilusión, es mi pasión".
Preguntado por su éxito como entrenador en el Madrid, Zidane ha señalado lo siguiente: "Trabajamos mucho, tuvimos jugadores increíbles, y un equipo que me siguió. Yo fui responsable de muchas cosas, pero tuve un gran equipo que me respaldó. Solo no hubiera sido posible. Necesito rodearme de gente con la que me siento a gusto. Si no, no puede funcionar".
Pero el entrenador francés también ha hecho repaso de lo que fue su también exitosa carrera como jugador, empezando por el Mundial que ganó en 1998. "Cualquier jugador de élite aspira a vivir momentos como ese contra Brasil. Aimé Jacquet, el seleccionador, me dijo que tendría oportunidades de marcar a balón parado porque nuestro rival defendía en zona, no al hombre, y no eran muy altos. Era cierto: marqué en dos ocasiones. Fue una noche fabulosa y una suerte poder vivirlo con nuestras familias", ha recordado.
Cuatro años más tarde ganó la Champions con el Real Madrid con uno de los mejores goles que se recuerda en una final. "No sé si fue el mejor gol de mi carrera, pero en todo caso uno de los más importantes. Hasta ese momento lo había ganado todo, y me faltaba la Champions. Poder marcar en una final ya fue bonito, pero hacerlo de aquella manera fue mágico", ha relatado.
Mención aparte merece todo que pasó en el Mundial de 2006, donde Francia fue subcampeona y Zidane dejó una actuación antológica ante Brasil en cuartos de final. "Técnicamente aquel partido fue perfecto. Pero no fui el único. Todos estuvimos muy bien", ha contado.
Una final de amargo recuerdo
En la final, Zidane marcó de penalti a lo panenka, un riesgo que acabó saliendo bien: "¿Un gesto de locura? No lo creo. Me dije a mí mismo que quedaba mucho partido por delante. Aquel penalti fue en el minuto siete u ocho. Tardé unos segundos en decidir cómo iba a lanzarlo. Enfrente tenía a un portero que me conocía perfectamente y tuve que inventarme alguna cosa", ha explicado Zidane.
Sin embargo, Zidane fue expulsado en la prórroga de la final y Francia acabaría perdiendo en los penaltis. "Creo que Lizarazu es el único que me hubiera podido contener en aquel momento (el cabezazo a Materazzi). Hubiera sido importante que estuviera conmigo, a mi lado, pero no se puede volver al pasado. No estoy orgulloso de lo que hice, pero forma parte de mi carrera. Siempre hay momentos complicados y ese fue uno de esos", ha concluido.