El Real Madrid - Manchester City empezó con mucha tensión sobre el césped. En uno de los muchos roces que se produjeron entre los jugadores de ambos equipos, se organizó una pequeña tangana entre los dos equipos. Los protagonistas del pique fueron sin duda alguna Aymeric Laporte y Luka Modric.
Los jugadores del City rodeaban al árbitro protestando una falta de Casemiro sobre Kevin de Bruyne cuando apareció Luka para pedir algo de tranquilidad. Laporte empujó a Modric para amedrentarle, pero este no se dejó achantar y respondió también empujando al defensa del cuadro de Pep Guardiola.
La afrenta entre ambos fue a mayores y Laporte perdió los nervios, golpeando de forma descarada a Luka Modric en la cara con un manotazo de lo más feo. Esto provocó el cabreo del jugador del Real Madrid que se quiso ir a por su rival mientras este se tiraba al suelo fingiendo una agresión que no se había producido. El colegiado resolvió la acción mostrando una tarjeta amarilla para cada uno.
Una decisión salomónica, pero poco entendible. Luka Modric se había llevado las manos a la cabeza sin poder entender lo que estaba suciendo. Para él era un hándicap importante esa tarjeta amarilla tan pronto ya que el Real Madrid estaba lanzado hacia arriba con una presión alta para evitar que los jugadores del Manchester City pudieran sacar la pelota jugada desde abajo con cierta comodidad.
De esa forma, cualquier falta que pudiera cometer al intentar robar un balón podría provocar el aprieto de ver una segunda amonestación. Además, el croata no se podía creer que después del golpe que había recibido en la cara y que le había molestado profundamentente, hubiera recibido castigo.
El enfado de Modric
Para redondear lo dantesco de la acción tenía que ver como varios jugadores del Manchester City como Kevin de Bruyne o Kyle Walker le recriminaban la acción con su compañero. Laporte se había ido al suelo quejándose también de un supuesto golpe de Luka Modric. Sin embargo, lo que evidenciaban claramente las imágenes repetidas es que la única agresión que se había producido era la del central de origen francés.
Sobre el terreno de juego y también en la grada, muchos se preguntaban si el VAR no tenía que entrar en ese tipo de acciones para revisar lo que claramente había sido una agresión. La acción dejaba dudas en dos aspectos. El primero, ser considerada como una posible roja directa por el golpe en el rostro a Luka Modric.
Y en segunda instancia, si no se podía revisar al considerarse de una posible segunda amarilla que acarreara expulsión. Ambos jugadores habían visto una cartulina por encararse y desafiarse con actitud provocativa y antideportiva. Sin embargo, la continuación de la escena dejó ese golpe de Laporte a Modric. Una más una siempre son dos, menos en este caso, ya que la segunda solo le cayó a Luka mientras Laporte se libró.
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