Nadie puede negar que Eduardo Camavinga ha caído de pie en el Real Madrid y en el Santiago Bernabéu. El jugador francés llegó al club blanco en una situación muy complicada y ha sabido crecerse ante la adversidad y sobreponerse a los momentos más complicados. Ha demostrado tener una madurez impropia para un chico de su edad que sale de Francia por primera vez rumbo a la entidad deportiva más grande posible.
El centrocampista aterrizó en el Real Madrid en una situación bastante extraña. Mientras todos soñaban con Mbappé, el comunicado oficial que sacó el club blanco el último día del pasado mercado de fichajes de verano llevaba su nombre. Muchos se llevaron una desilusión, no por su culpa evidentemente, pero hacía que su aterrizaje no fuera el deseado.
Sin embargo, Camavinga no se ha impacientado y ha sabido esperar su momento para ser clave en una plantilla que tiene a los centrocampistas más importantes del planeta. Por ello, mientras el Real Madrid ya tiene puesto un ojo en la planificación de la próxima temporada con nombres como Mbappé o Haaland, el de Camavinga sube posiciones en la lista de importancia.
Desde el primer minuto supo ganarse a la afición. Como suele decir el presidente Florentino Pérez, es un jugador que ha nacido para jugar en el Real Madrid. Y lo es porque no hace las cosas de cara a la galería, algo que el Santiago Bernabéu pilla a la primera, si no porque las siente. Está cumpliendo un sueño y se puede ver en su cara. Tiene la ilusión de un niño. Lo que es realmente, por otra parte.
Por eso, desde que puso un pie sobre el césped del coliseo blanco ya enamoró a buena parte de la afición. Sus conducciones, sus cabalgadas, sus pases y sus ayudas defensivas siempre generan algo positivo en la grada. Es de esos jugadores que transmite y que conectan con una afición que probablemente es la más exigente del mundo. Una prueba de que el Real Madrid tiene jugador para muchos años.
Un año de madurez
Ahora que se termina su primera temporada en el Real Madrid, el centrocampista francés puede hacer balance con la cabeza bien alta. Ha tenido momentos malos, pero ha demostrado una enorme madurez para sobreponerse a todos los palos que ha recibido y que no han sido pocos. Poco a poco, Ancelotti también ha sabido ir dándole su espacio y este se ha ido ganando la confianza del técnico.
Lo más importante es que casi nunca resulta intrascendente. Ha sido pocas veces titular, solo en 11 de los 31 partidos que ha disputado, pero siempre que ha salto al terreno de juego ha sabido aportar algo diferente, hacerse notar, y eso es muy complicado de lograr y muy valorado por todos los entrenadores. No necesita demasiados minutos para dejar su sello. Algo muy valioso dentro de una plantilla de máximo nivel que en ocasiones busca eso para cambiar y ganar partidos.
Camavinga llegaba de un equipo pequeño en el que tenía menos responsabilidades y ha sabido lidiar con la presión y con la tensión que supone llevar el escudo del Real Madrid. Lo defiende con el alma cada que está sobre el césped, pero también con inteligencia. A su llegada era un jugador mucho más impulsivo y en solo unos meses, ha conseguido corregir muchos de sus comportamientos erróneos y de sus fallos tácticos. Todo proceso de un aprendizaje lógico, pero que no es fácil conseguirlo en un club como el Madrid.
Durante su camino en esta temporada ha sabido convertirse en uno de los mayores revulsivos de la plantilla, una pieza clave para Carlo Ancelotti que está jugando un papel diferencial en la recta final de la temporada. Así lo demostró, junto a Rodrygo, en las remontadas ante el PSG y el Chelsea en Champions. Fue capaz de cambiar la cara del equipo con su energía y agresividad y aprovechar su torrente físico para impulsar al equipo cuando más se necesita, en un momento complicado. Ahora que las fuerzas están más justas que nunca, su poderío puede ser clave en choques como el del Sevilla o el próximo contra el Atlético de Madrid.
Camavinga sí convence
No es la primera vez que el Real Madrid ficha a un jugador para el centro del campo en los últimos años. La diferencia con Camavinga es que él sí ha convencido. Lo que no consiguieron otros como Mateo Kovacic, Martin Odegaard o Dani Ceballos, el francés lo ha logrado en solo unos meses. Algo que puede marcar el futuro del club en los próximos diez años.
Solo su compañero Fede Valverde había conseguido algo similar a lo que está haciendo Eduardo. Juntos prometen liderar el centro del campo del Real Madrid en no mucho tiempo demostrando que hay vida, y que hay brillo, más allá de la línea mágica que han formado durante años Kroos, Casemiro y Modric. Pero es tiempo de futuro y eso lo pone Camavinga.
[Más información: Hazard mira al futuro lejos del Real Madrid: Italia o Inglaterra para estar en el Mundial de Qatar]