Kylian Mbappé sigue perdiendo motivos para renovar con el PSG. Mientras desde la capital francesa y desde Catar piensan que todo se soluciona con dinero, el jugador francés mira al terreno de juego y se empieza a ver cada vez más solo. En lo personal y en lo deportivo, el que debería ser la gran estrella y el primer espada se encuentra cada vez más aislado, haciendo la guerra por su cuenta. Y el propio Mbappé sabe que ese no es el camino del éxito ni el que le conviene para su futuro.
En el último partido del conjunto que entrena Mauricio Pochettino se pudo comprobar cómo la relación con Neymar está más que deteriorada. El brasileño era uno de los mejores amigos de Mbappé en el vestuario. Ambos disfrutaban dentro y fuera del césped. Sin embargo, la llegada de Messi, casi un hermano para el '10', ya les empezó a distanciar un poco.
No obstante, lo que ahora mismo más les separa es el terreno de juego. Mbappé sabe que Neymar debería ser uno de sus mayores apoyos para hacer al PSG campeón y llevarse al título en la Champions. Sin embargo, el brasileño no da el nivel. Hace mucho tiempo que no brilla como se espera de él y que no es un jugador resolutivo ni diferencial.
Acaba de regresar de su enésima lesión de tobillo y su nivel está siendo muy pobre. Fuera de su mejor forma y peso, sin ritmo de competición y siendo un lastre que ralentiza los ataques galos. Y eso es algo que desespera a Mbappé. Leo Messi, en esta etapa de su carrera sin chispa, se adapta más fácilmente a este marcha, pero para el '7' es un motivo de desesperación constante.
Mbappé mira a su alrededor y se pregunta si ese debe ser uno de los grandes motivos que le hagan quedarse o si por el contrario, el estado de su compañero y su nula aportación le empujan a irse a un proyecto más ambicioso en el que este tipo de jugadores no sean los reyes.
En el choque contra el Saint-Etienne de la Ligue-1 esta situación fue más alarmante que nunca. Mbappé sufrió para combinar en algunas fases del partido con un Neymar que es una sombra de lo que fue. Esta situación tiene casi desesperado a un Mbappé que se queda sin motivos para confiar en el proyecto deportivo y, por ende, en la renovación.
La imagen más llamativa entre ambos se pudo ver con 3-1 en el electrónico. El PSG lanzó una contra y Mbappé esperaba solo en el segundo palo para recibir el pase de la muerte de Neymar y completar su hat-trick. Sin embargo, el brasileño tardó demasiado, se la dio atrás a Messi y este falló su lanzamiento. Una acción que hirvió la sangre de la estrella gala.
La excesiva dependencia
Mbappé no solo está viendo que las estrellas del equipo no pueden acompañarle. También se está dando cuenta de que todo depende demasiado de él. Sin sus apariciones, el PSG es un equipo vulgar e inofensivo. Una delantera con Neymar y Messi debería ser temible, pero hoy por hoy es un caramelo para las defensas rivales porque no sufren y porque con marcajes físicos les secan.
A Mbappé le han intentado vender que venir a Madrid sería hacerlo a un proyecto vacío. Sin embargo, la estrella gala se ha dado cuenta de que eso es precisamente lo que tiene en París. Él quiere un equipo que gire en torno a él, pero no que dependa de que todos los días rinda a la perfección. Por eso, quedarse en París sería estar totalmente solo.
Ante el Real Madrid lo demostró, ya que el PSG solo era un equipo temible cuando el balón pasaba por sus botas. Así llegó el único tanto del partido porque el resto no era capaz de hacerlo. Y ante el Saint-Etienne, algo muy parecido. Suyos fueron los dos primeros goles del choque y suya también fue la magistral asistencia a Danilo Pereira para el tercero. Suyo podría haber sido también el cuarto si Neymar se la hubiera dado en aquella acción. No es que todo pase por él, es que sin él, no pasa nada en el PSG.
No mira al futuro
A pesar de su delicada situación, Mbappé está demostrando una personalidad y una profesionalidad impresionantes. Se llegó a especular con que si no renovaba estaría apartado, en la grada o si Pochettino lo tendría en el banquillo. Sigue jugando y sigue haciendo goles porque es el auténtico líder del equipo a pesar de que esté a solo unos meses de irse.
Además, ha conseguido terminar con el run run de la afición a base de exhibiciones y ahora están entregados aunque sepan que se va a ir: "Está bien tener el afecto de los aficionados. Jugamos también para este tipo de cosas. Siempre está la parte de los goles, las estadísticas… Pero dejar una impronta en la memoria de la gente es parte para marcar la historia. Me ha gustado bastante y se lo agradezco por ello".
Con este mensaje, casi a modo de despedida, les mostraba su cariño después de haberse convertido en el segundo máximo goleador de la historia del PSG. Sobre el reto de superar a Cavani, para lo que necesitaría 43 goles en lo que queda de curso, no se moja mucho porque sabe que se marchará sin hacerlo probablemente: "Me queda solo Cavani para ser el máximo goleador de la historia del PSG. Veremos qué pasa. Ser el máximo goleador del PSG es algo que no se puede ignorar. Veremos qué pasa".
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