"Tengo que intentar aportar mi rol, ser más protagonista, son momentos claves y tengo que sacar pecho, demostrar por qué estoy donde estoy, por algo juego en el Real Madrid", exponía Fede Valverde durante su estancia con la selección de Uruguay en el improvisado parón de enero. El centrocampista no está siendo importante con Carlo Ancelotti, pero su presencia en el campo este pasado domingo frente al Granada CF fue fundamental para la victoria final.
Desde que saltó al campo en el inicio de la segunda mitad, los blancos atacaron mejor. Después de varios experimentos en posiciones que no son la suya y, sobre todo, superar un calvario de lesiones y problemas de salud que le limitaron la continuidad, Valverde regresó a la posición de interior con vuelo para tener trascendencia tanto en la fase ofensiva del juego merengue, como en la defensiva. Lo hace justo cuando el calendario más aprieta.
Los últimos 13 meses han sido de pesadilla para el uruguayo. Hace tiempo que Valverde dejó de ser considerado una promesa para pasar a ser una realidad. A sus 23 años, en el club auguran un futuro lleno de éxitos de un centrocampista que aterrizó en el Castilla en 2016. Desde entonces, no ha dejado de crecer y se ha acabado confirmando como uno de los elegidos para llevar a cabo el relevo de un centro del campo legendario: Casemiro, Modric y Kroos. Pero los problemas físicos le limitaron.
En un partido contra el Valencia, un 8 de noviembre de 2020, sufrió su primera lesión relevante como jugador del Real Madrid. Ese fue el primer bache de una senda muy complicada. Casi un mes después de regresar, ya en enero de 2021, cayó otra vez lesionado por un problema muscular que le apartaría cinco semanas. El partido en el que se rompió fue en el de la debacle copera contra el Alcoyano.
En marzo regresó al equipo y en abril le vino un doble castigo: lesión y positivo en Covid-19. Con la nueva temporada parecía que había encontrado su lugar, pero se volvió a romper en el Camp Nou. Su reciente baja ha coincidido con el mejor momento del Real Madrid de la temporada. Ancelotti reconoció que eso había afectado a jugadores como él, puesto que no se atrevía a tocar mucho el equipo viendo la racha de victorias por la que pasaba. Ahora parece que va a comenzar a contar más.
Momento clave
El 'Pajarito' regresa cuando más nombres están sonando para el centro del campo merengue. Lejos quedó la amenaza de Paul Pogba, con la que se habló de un intercambio entre Manchester United y Real Madrid. Pero el Real Madrid trabaja en la planificación de la próxima temporada y se dan pasos hacia delante en la contratación de otro joven talento. Se trata del francés Aurélien Tchouaméni, quien se vio con Juni Calafat, jefe de ojeadores merengue, en Mónaco recientemente.
La compleja operación de relevo de un trío de leyenda tiene preocupado al Real Madrid, pero eso no significa que sea por la presencia de Valverde. Los merengues tienen claro que quieren seguir contando con el futbolista uruguayo y que es el hombre que encabeza ese cambio generacional. La titularidad de Camavinga del domingo por delante de su persona nada significa. Los focos se sitúan en el 2023, cuando Modric y Kroos acabarán contrato y Casemiro entra en la treintena.
El uruguayo aterrizó hace ya casi seis años en el club y, a sus 23 años, está listo para asumir responsabilidad. El francés no cumplirá los 20 hasta noviembre, pero en los pocos meses que lleva en el Madrid ha demostrado que el futuro es suyo. A esta pareja se puede unir pronto Tchouameni, que vendría para ocupar en un futuro el sitio de Casemiro, compartiendo con él un físico imponente. Pero a Fede Valverde no le mueve nadie de su relevancia.
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