No va más, como se suele escuchar en una ruleta de casino. El PSG ya ha hecho su apuesta para la temporada y ha puesto sus fichas en varios números. La que más tiene es el '10', el de Leo Messi. El argentino será nuevo jugador del equipo parisino en las próximas horas. En el '9' también pusieron otras tantas; tres ofertas de renovación a Kylian Mbappé, concretamente. El francés las ha rechazado y ya ha dicho claramente que no va a ampliar su vinculación que termina en 2022.
Aunque el interés existe desde hace cuatro años, nunca Mbappé ha estado tan cerca de aterrizar en España como ahora mismo. Ya pasó por Valdebebas cuando era joven y el Real Madrid no ha dejado de central el tiro en el mercado por él. Esta época en el PSG solo ha venido a confirmar que es uno de los mejores del mundo, más que una promesa. Pero esta temporada se abre un nuevo horizonte, sobre todo después de la llegada de Messi a París.
La jugada del PSG, que se venía cocinando en los últimos meses, encontró su punto de ebullición con el rechazo de Joan Laporta a la única vía que habría ayudado a que el club le pudiera renovar: el acuerdo de LaLiga con CVC. Las negociaciones cogieron un nuevo ritmo, con Jorge Messi, el padre del astro, a la cabeza. El sueño del Emir de Catar y toda la corte real que tienen desde el día en el que entraron a formar parte del club francés se podría cumplir.
Pero en el otro lado estaba un Mbappé que había dado largas en tres ocasiones al club. La primera postura ha sido la de mantenerse firmes, sin hacer un gesto para permitir su salida del club este verano a cambio de dinero. La convicción de que pueda cambiar de idea en el último año de su contrato está en su punto más bajo y el objetivo de esta actitud es la de presionar a que alguna de las partes haga otro movimiento que enturbie las relaciones existentes y que, de cara a la galería, señale ante la afición del PSG como "malos" al jugador o al Real Madrid. La realidad es que esta salida es irremediable y el "tranquilos" de Florentino Pérez sigue cogiendo fuerza.
Un tridente imposible
Es imposible juntar a Messi, Neymar y Mbappé en el mismo equipo. No tiene nada que ver con una lucha de egos, ni con las dificultades del entrenador, en este caso Mauricio Pochettino, para que se entiendan sobre el campo. Es lógico pensar que el joven francés quiera jugar con estos dos superclases. Entra en cualquier cabeza que el PSG debería hacer todo lo posible para que este tridente fuera una realidad, aunque fuera por una temporada. Pero las matemáticas no están a favor de esta idea.
Solo en estos tres jugadores, el Paris Saint-Germain pasaría los 100 millones netos en fichas. El equipo acaba de hacer varias inversiones importantes, precisamente cumpliendo una de las máximas que Mbappé venía solicitando al club para conseguir su ansiada Champions League: más fichajes. Sergio Ramos, Donnarumma, Achraf y Wijnaldum han completado un verano de ensueño, pero no han llegado para jugar gratis. Estos cuatro contratos, junto a los que ya existen de Di María, Icardi, Verratti, Marquinhos y Keylor Navas, el gasto en salarios está en cantidades desorbitadas.
El grifo no está abierto en el marco UEFA como viene demostrando el Control Financiero que se impuso desde este organismo para evitar que los clubes gastasen sin unos parámetros claros. Una operación como la de juntar a todas estas estrellas con los salarios que actualmente tienen, o el que va a firmar Messi, superaría las cifras que se encuadran dentro de este acuerdo que tienen que cumplir todos los clubes que juegan competiciones europeas.
Un escándalo
Siempre se habla de posibilidad, porque el TAS ya ha demostrado que este control es relativo para clubes como el PSG y el Manchester City. Los clubes-estado se han librado de sanciones y multas millonarias en el panorama europeo a pesar de que se saltaran el 'Fair Play Financiero'. Además, el marco de la Superliga Europea ha traído consigo una nueva realidad, la mejora en las relaciones entre la UEFA y estos entes al oponerse a la competición que todavía está dando sus primeros pasos.
Aleksander Ceferin lidera una guerra contra los entes que están enrolados en este marco. Cuando estos abandonaron la ECA, la Asociación Europea de Clubes de fútbol, el esloveno cedió la presidencia de este ente a Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG. Cualquier movimiento que permitiera que estas tres estrellas se junten en París se vería desde el resto de clubes como un escándalo y un favor de UEFA.
Por si fuera poco, en Francia los parisinos también tienen un acuerdo verbal que tienen que cumplir. El PSG se comprometió a vender por un valor de 180 millones y, hasta ahora, solo lleva siete, unas cifras de las que ya viene informando EL BERNABÉU como vitales. El club francés está sujeto a las normas de la Comisión Federal del Control de Clubes (DNCG), el órgano fiscalizador sobre la salud financiera de las entidades deportivas en el país galo. El club de la Porte d'Auteuil ha previsto entre 250 y 300 millones de pérdidas para la nueva temporada, por lo que tiene que regularizar su situación si no quiere incurrir en algún tipo de sanción.
El abogado francés Juan Branco, en una entrevista en SER Cataluña, asegura que este escándalo podría llegar a suceder: "El problema es que en Francia, para hacer un favor a Catar que organiza el Mundial del 2022, el comité encargado del control financiero ha decidido no aplicar sanciones económicas hasta 2023".
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