Sergio Arribas es un jugador muy especial. Eso lo saben en el Real Madrid y lo saben, sobre todo, Raúl González Blanco y Zinedine Zidane, sus dos entrenadores y los que le ven entrenar y jugar cada domingo, demostrando que es un jugador sencillamente espectacular, uno de esos que marca diferencias.
Además, el futbolista del Real Madrid, del Castilla de forma oficial, está creciendo mucho esta temporada. Ha ganado en velocidad y en fortaleza demostrando que puede ser futbolista de Primera División. Tiene una calidad desbordante, una conducción endiablada y una zurda llena de técnica y calidad. Ante el Badajoz lo demostró con un golazo desde el centro del campo con el que abrió el marcador y que bien podría valer un Premio Puskas como el mejor gol del año.
El desparpajo y la calidad de Sergio Arribas se ve en acciones como esta. Sin que nadie lo esperase, el futbolista del Real Madrid recibió el balón en el centro del campo, cruzó la línea divisoria y desde el mismo círculo central armó su zurda. El resto fue fantasía, imaginación y mucha precisión.
Arribas sacó su fusil y con esa zurda exquisita que tiene la puso cerca de la escuadra y, sobre todo, lejos del alcance del portero del Badajoz que se quedó totalmente sorprendido con el atrevimiento y con la calidad del golpeo del mediapunta del Real Madrid Castilla.
Un gol muy importante para el equipo de Raúl González Blanco ya que suponía abrir el marcador ante uno de los equipos más importantes y con mejor plantilla de toda la Segunda División B, uno de esos llamados a estar arriba, a pelear por el ascenso. Sin embargo, Arribas no le teme a ninguno, no le pesa la camiseta ni el escudo, no con esa calidad y esa zurda capaz de poner balones en la portería con esa trayectoria endiablada.
Un golpe mágico
El golpeo es increíble, de mucho mérito porque apenas coge altura a pesar de salir desde el centro del campo. Una auténtica barbaridad, un escándalo, una locura. Desde que el esférico sale de su bota se ve que lleva peligro de gol, que puede hacer daño porque, que huele a portería. Coge la parábola justa para superar al meta y recorrer las decenas de metros que separan la portería desde el centro del campo y se cuela como un mazazo inevitable.
Lo de Arribas y este gol maravilloso podría ser flor de un día, un golpe de suerte, pero no. Por eso lo demostró también haciendo el segundo y volviendo a adelantar al Castilla después de que el Badajoz empatara la contienda. Esta vez fue de falta, buscando las cosquillas a la barrera y al portero por abajo, desde la izquierda, un perfil antinatural para un zurdo por la dificultad de la parábola desde una zona tan escorada. Pero le dio igual, plantó el balón y la colocó dentro para poner el 2-1 y seguir dando alas a los de Raúl González Blanco. Arribas va para genio, tiene duende y eso se paga muy, muy caro.
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