Si en algo ha destacado la gestión de Florentino Pérez en el Real Madrid en la última década es en materia de fichajes y éxitos deportivos. El máximo mandatario blanco siempre ha rastreado el mercado con maestría, con ayuda de José Ángel Sánchez y los departamentos de captación del club, para encontrar a los futbolistas con más talento del momento. Y vaya si lo han conseguido. Todo lo contrario a un Barcelona que sigue dando palos de ciego en materia de traspasos.
La política de fichajes del Real Madrid en los últimos años se ha centrado en encontrar a los cracks del futuro para formarlos en casa. Jugadores con potencial de estrellas, pero todavía con la necesidad de ser formados personal y profesionalmente.
La lista es larga: Varane (10 millones, Lens - 2011); Casemiro (6 millones, Sao Paulo - 2013), Odegaard (2,8 millones, Stromsgodset IF - 2015); Asensio (3,5 millones, Mallorca - 2015); Fede Valverde (5 millones, Peñarol - 2016); Vinicius (45 millones, Flamengo - 2018); Brahim (17 millones, Manchester City - 2019); Rodrygo (45 millones, Santos - 2019), entre otros.
Casos como el de Mendy (48 millones, Olympique de Lyon) o Jovic (60 millones, Eintracht Frankfurt), por citar dos de los más recientes, quedan a parte. Y es que se trata de dos futbolistas que llegaron a Chamartín con cierto cartel internacional y probados en la élite. Nunca formados en el Real Madrid.
Este martes se hizo oficial otra joven perla: Reinier Jesús. Un joven de 18 años que militaba en el Flamengo y por el que el Real Madrid ha desembolsado en torno a 30 millones de euros. La perla del momento que también fue pretendida por el Barcelona, junto a grandes como Manchester City o Atlético de Madrid. Y es que en Concha Espina se han adelantado en los últimos años a los movimientos de Josep María Bartomeu y su Junta Directiva.
Sin descubrimientos azulgranas
Desde que el Barça fichara a Neymar en el año 2013, por un importe que todavía es una incógnita -como diría Rosell "57,1 y punto"- en el Camp Nou no se consolida una joven promesa fichada por el Barcelona. Al contrario de lo que se ha visto en el Real Madrid con jugadores como Varane, Casemiro, Fede Valverde o Rodrygo, los azulgranas no aciertan.
De hecho, el Barça quiso a promesas merengues como Asensio, Rodrygo, Valverde y Reinier, entre otras, pero los blancos supieron adelantarse. Traspasos que costaron cantidades ínfimas de dinero para el potencial que atesoraban estos jugadores. Solo Goes se salió un poco de molde, acorde a un mercado loco de transferencias con precios estratosféricos.
En las últimas nueve temporada el Barcelona ha gastado 753,35 millones de euros en incorporaciones, pero buena parte de este dinero ha ido destinado a fichajes galácticos o jugadores ya veteranos. Dembelé, Griezmann, Coutinho, Kevin Prince Boateng, Jeison Murillo, Paulinho o Arturo Vidal son ejemplos de esta política de fichajes con la que el Barcelona no ha logrado afianzar ningún proyecto en Europa (salvo el de 2015 con Luis Enrique).
Por si fuera poco el Barça ha perdido joyas como Adama Traoré (Wolverhampton) o el joven de 16 años de La Masía, Xavi Simons (PSG). Además, dejaron escapar a jugadores como Piatek (Milán) o al propio Icardi (PSG), que abandonó la cantera azulgrana en 2011; y vendieron a otros futbolistas que podían ser útiles para las rotaciones del equipo como Cucurella (Getafe).
Los jóvenes no han atravesado una buena época en el Barça en los últimos años, ya que Ernesto Valverde no era muy dado a las nuevas promesas. Un ejemplo claro fue Riqui Puig, que antes con el extremeño no tenía oportunidades y con Setién vuelve a gozar de mayor protagonismo.
Promesas fallidas
Por si fuera poco, las promesas por las que apostó el club no salieron bien. De Yerry Mina a Halilovic, pasando por Douglas, Marlon, Digne, Todibo... Jugadores que no se asentaron con el primer equipo y terminaron perdidos en el fútbol internacional. La única luz entre tanta oscuridad en materia de incorporaciones fue Arthur Melo y los 31 millones de euros que pagó el Barcelona al Gremio en 2018. Sin embargo, tampoco se ha asentado.
La gran esperanza azulgrana de los últimos años es Ansu Fati. El delantero es perla de la cantera y el antídoto que espera poder utilizar el Barça contra la superioridad que ha mostrado el Real Madrid captando talento.
Un Madrid de futuro
El Barcelona tiene una plantilla más envejecida que la del Real Madrid: 27,4 años frente a 26,8. Una diferencia sutil, pero que se agrava al ver el colchón que tienen los blancos. Los Odegaard, Acharf, Fede Valverde, Mendy, Rodrygo y compañía están asentados en la élite y ofrecen tranquilidad. Muchos de ellos tienen serias opciones de ser titulares de cara a los próximos dos años, algo muy difícil en equipos de tanta competencia.
Dos gestiones de clubes muy diferentes. Dos maneras de entender la estabilidad a largo plazo. El Barcelona tendrá que remar para encontrar solución a la transición generacional que tendrá que acometer en los próximos años, mientras el Madrid lleva años pensando en este escenario.
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