Las vueltas que dieron LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol para El Clásico del 26 de octubre con el aplazamiento, los motivos y la fecha en la que se disputaría finalmente, fueron la comidilla en la previa del encuentro más que lo que rodeaba al partido en lo deportivo. Pero, desde el momento en el que se acordó el 18 de diciembre para que se juegue el choque más importante del fútbol español, el duelo volvió a coger el color de lo transciende en el césped.
En dos semanas se disputará un partido que marcará en gran parte el sino de esta edición de La Liga. Aunque las ganas de que llegue este encuentro entre la afición e están aletargando con el hecho de que haya tardado tanto en llegar, la realidad es bien distinta para Real Madrid y Barça. Y, analizando cómo llegaba cada equipo al encuentro de octubre y cómo llegan ahora, el cambio es bastante importante.
Cambio de tendencia
El Real Madrid llegaba a la semana previa a ese Clásico, el momento en el que se decidió su aplazamiento por la situación turbulenta que vivía la ciudad condal, con muchísimas dudas. En un mes venía de encajar un 3-0 frente al PSG, empató el derbi frente al Atlético y en la visita del Brujas al Santiago Bernabéu y perdió en Mallorca su primer partido de Liga. Se dudaba incluso de Zinedine Zidane y su continuidad en el banquillo blanco.
En cambio, el Barça había superado los fantasmas de Granada con una racha de seis victorias consecutivas. Aunque Ernesto Valverde no había conseguido enchufar aún a su tridente que conforman Luis Suárez, Messi y Griezmann después de que el argentino se recuperase de la lesión que sufrió a principio de temporada, la realidad es que las tendencias eran bien opuestas a la realidad que existe a día de hoy.
La recuperación blanca
Desde esa derrota en Mallorca, el Real Madrid no ha vuelto a conocer la derrota. Zidane ha creado un bloque al que cada vez se están sumando más jugadores, como la temporada en la que consiguió el doblete de La Liga y la Champions League. Seis victorias y dos empates con tres goleadas que han recuperado la mejor versión de este equipo, sobre todo por su juego vistoso que ha sintonizado de nuevo con la afición más exigente.
En cambio, el Barça sufrió un duro revés en Valencia ante el Levante que combinó con un empate en el Camp Nou ante el Slavia y que dejó muy tocado, sobre todo, a Valverde. Todo esto se multiplica con un juego que sigue sin convencer al paladar culé y dos triunfos más que sufridos ante Leganés y Atlético de Madrid. La lesión de Ousmane Dembélé también ha sido un duro revés para que Valverde tenga menos opciones ofensivas de cara al trascendental encuentro.
Aunque Zidane y Valverde tienen bastantes dudas por resolver de cara al once y varios jugadores que aún tienen que demostrar que pueden aportar algo diferente al partido en estos tres choques que precederán al gran duelo.
En el lado blanco el francés tendrá que decidir si Marcelo o Ferland Mendy será el titular en el flanco izquierdo, si Luka Modric tiene hueco y si vuelve a optar por Isco en la media punta o un extremo en el 4-3-3 entre Gareth Bale y Rodrygo.
Valverde tendrá que evaluar el nivel al que vuelven Jordi Alba y Nélson Semedo de sus respectivas lesiones, cómo formará el centro del campo, sobre todo con la gran duda de Arthur Melo o Arturo Vidal y si Sergi Busquets y Frenkie de Jong son inamovibles o Ivan Rakitic tiene alguna opción.
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