El Real Madrid le ha comido la moral al FC Barcelona en este arranque de temporada. Si perder un Clásico es siempre doloroso para cualquiera de los dos equipos, ceder en dos de ellos en apenas un par de semanas de margen es una auténtica puñalada. Por eso, el Barça sale herido después de caer derrotado de nuevo ante su eterno rival en el WiZink Center, esta vez en la Liga Endesa. [Así vivimos la victoria del Real Madrid en El Clásico]

Los de Chus Mateo fueron por delante prácticamente durante todo el encuentro, si bien es cierto que los catalanes nunca se dieron por vencidos como era de esperar en un partido de esta talla. Los blancos apretaron el acelerador en el tercer cuarto y elevaron la ventaja por encima de los diez puntos, una losa demasiado pesada de levantar para los hombres de Grimau pese a que tuvieron muchos minutos por delante para conseguirlo.

Campazzo, Poirier y Musa se unieron en una gran alianza que consiguió dejar al Barça con un palmo de narices y resignado a encajar ya su segunda derrota de la temporada, y eso con tan sólo cuatro partidos disputados es mucho decir. Queda claro que Grimau necesitará tiempo para seguir trabajando y trasladar su idea desde el banquillo a la cancha.

Laprovittola se marcha con el esférico. ACB PHOTO

Con el triunfo, los de Chus Mateo se mantienen en el tren cabecero de la Liga Endesa con tres victorias en tres partidos junto al UCAM Murcia y al Basquet Girona. Y al margen de eso, los blancos se quedan con el buen sabor de boca de saber que Diagne, el día de la gran ausencia de Tavares, promete dar muchas alegrías en el WiZink Center durante los próximos años.

El Madrid entra fuerte

Con la confianza que le daba haber salido ganador del anterior Clásico disputado hace apenas un par de semanas, el Real Madrid entró al partido sabiendo que podía jugar con los nervios de los culés. Los blancos querían además hacer valer el factor cancha, el de contar con el apoyo del WiZink Center, así que entraron totalmente enchufados y jugaron los primeros minutos a muchas revoluciones.

La intensidad no fue algo que negociaran los de Chus Mateo en este arranque, así que plantearon una presión muy intensa que provocó un serio cortocircuito en el ataque del Barcelona. El parcial de 11-2 a los cuatro minutos de juego habla por sí solo, aunque el encuentro iba a ser muy largo y los dos equipos sabían que aquello tan sólo acababa de empezar. 

En este inicio tan bueno del Real Madrid tuvo mucho que ver la figura de Diagne. Chus Mateo apostó por el joven pívot y respondió a la perfección. Anotó, reboteó y se convirtió en el MVP de estos primeros compases del Clásico con tan sólo 16 añitos. Los blancos tenían la baja de Tavares, pero a Diagne no le pesó la responsabilidad de sustituir a una de las mejores estrellas del equipo.

Grimau se vio obligado a pedir tiempo muerto en el ecuador de este primer cuarto viendo que el Real Madrid doblaba a su equipo, y los cambios que fue introduciendo poco a poco fueron surtiendo efecto. Parker acudió al rescate y Brizuela le secundó con su acierto desde la línea de triple. Ahí fue donde más fallaron los locales, con tan sólo 1 lanzamiento convertido de 9 intentos.

El Barça salvó la papeleta y se fue tan sólo 1 punto abajo al término del primer cuarto (14-13), así que estaba claro que ambos iban a tener que pelear todavía mucho para llevar el partido hacia sus intereses. El inicio del segundo parcial de nuevo fue bueno para los blancos, que pegaron otro estirón gracias a Poirier, que se marcó un partidazo, aunque el Barça jamás se fue del partido.

El Madrid seguía atascado desde la línea de tres, donde tan sólo Campazzo era capaz de acertar, y ahí Brizuela ganaba la partida para los culés. Rudy arrimó el hombro en esta faceta y por eso los de Chus Mateo se marcharon con una renta de 4 puntos al tiempo de descanso (37-33) con Willy Hernangómez pasando prácticamente desapercibido.

Otro apretón blanco

Cada inicio de cuarto se convertía en un momento idóneo para que el Real Madrid pisara el acelerador, y en el tercer parcial no iba a ser menos. El Barça ya estaba avisado de las dos anteriores ocasiones, pero parece que no tomó demasiada nota porque en esta ocasión el arreón blanco amenazó con ser definitivo. Cuanto menos, condicionó el resto del choque.

Yabusele, poco acertado hasta el momento en la anotación, demostró que su mano sí que estaba afinada para marcar desde el triple y abrió la veda, mientras que Poirier hizo gala de su poderío físico con un tapón antológico que cerraba la puerta al Barça. 

Vesely, ante la oposición de Poirier. EFE

Musa también apareció para cargarse el equipo a la espalda y el resultado fue que el marcador comenzó a estirarse. Casi en un abrir y cerrar de ojos, el Real Madrid se plantó con una decena de puntos de ventaja en el marcador, y eso a estas alturas del encuentro comenzaba a ser una situación muy a tener en cuenta. 

La alianza del propio Musa, Poirier y Campazzo se convirtió en un cóctel muy dañino para el Barça. Los tres terminaron en dobles dígitos el tercer cuarto, así que las estadísticas hablaban por sí solas. Y en estas, el Barça trataba una y otra vez de manera infructuosa de remontar el partido o, cuanto menos, acercarse en el marcador. Esfuerzos inútiles, porque los culés entraron al cuarto definitivo 9 puntos abajo.

Rudy trata de taponar el avance de Laprovittola. EFE

Le quedaba una bala a los de Grimau para darle la vuelta al partido, pero lo que tenía que haber sido una puerta a la esperanza se convirtió en una auténtica pesadilla para los culés. La renta por momentos bajó de los diez puntos, pero tan sólo fue un espejismo porque cada vez que lo necesitó el Real Madrid sacó a relucir su calidad.

Poirier culminó su exhibición con algún que otro mate que levantó al público de sus asientos y que desató la fiesta total en el Wizink Center. El Real Madrid, por el momento, ha demostrado estar un peldaño por encima del Barcelona.

Real Madrid 86 - 79 FC Barcelona

Real Madrid: Campazzo (17), Abalde (2), Musa (13), Yabusele (3), Diagne (9) -cinco inicial-, Causeur (-), Rudy Fernández (4), Henzonja (5), Sergio Rodríguez (-), Llull (9), Poirier (22), Ndiaye (2).



Barça: Laprovittola (10), Satoransky (2), Parker (7), Kalinic (10), Vesely (2) -cinco inicial-, Brizuela (14), Willy Hernangómez (4), Abrines (3), Da Silva (-), Jokubaitis (12), Nnaji (8), Da Silva (2) y Parra (5).

Parciales: 14-13, 23-20, 22-17, 27-29.



Árbitros: Martín Caballero, Juan de Dios Oyón y Joaquín García. Eliminaron por cinco faltas personales a Satoransky (min.37).



Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de la Liga Endesa disputado en el WiZink Center de Madrid ante 11.235 espectadores.