Por la vía rápida, sin dar una pizca de oxígeno al contrincante y en la cancha del máximo rival. Así, con este triple mazazo se proclamó el FC Barcelona campeón de la Liga Endesa después de vencer en el tercer partido de la final al Real Madrid en el WiZink Center.
Los de Jasikevicius, que tantas decepciones habían firmado a lo largo del curso, consiguieron de esta manera salvar la temporada y además con nota al arrollar a un Real Madrid que fue incapaz de prolongar la serie y llevarla, por lo menos, a un cuarto encuentro.
Los blancos jugaban sin red, en una situación irreversible provocada por los dos primeros envites, y eso les pasó factura en un último cuarto en el que se vieron impotentes. El Barça jugó con los nervios de su rival, se hizo fuerte y ganó en confianza según avanzaba el tiempo. Los de Chus Mateo, después de pelear durante tanto tiempo al filo, incluso se quedaron lejos en el marcador en un final muy lejos de lo esperado.
Los culés se llevaron la tercera victoria y pudieron celebrar el título de campeones de la Liga Endesa en territorio enemigo, en el corazón de Madrid. En tres partidos, el Barça desarboló al campeón de la Euroliga y tras un solo año de sequía volvió a reinar en la ACB.
Igualdad en el arranque
El Real Madrid no tenía opción para el error después de lo sucedido en los dos primeros partidos de la serie, así que toda la presión estaba sobre sus hombros. No es nada sencillo llevar una carga tan pesada, y por si fuera poco el Barça comenzó mandando en el marcador. Las dos primeras canastas de Vesely pusieron el 0-4 y comenzaron a inquietar al bando blanco.
Sin embargo, los de Chus Mateo supieron mantener la calma y con un triple de Musa llegó la primera ventaja del partido para los locales (7-6). Esta faceta, la del tiro exterior, sigue siendo un hándicap para el Real Madrid en muchas ocasiones y los triples de Mirotic y de Sanli volvieron a poner por delante a los culés. Por suerte para los de Chus Mateo, Mirotic estaba lejos en ese momento de ser ese jugador estratosférico de los dos primeros encuentros, si bien es cierto que terminó siendo el MVP de la final.
Los blancos se marcharon tan sólo 1 punto arriba al término del primer cuarto (21-20), y eso significaba que todavía había mucho que remar para los dos equipos, uno por la pura supervivencia y otro por el título. Los nervios hicieron acto de presencia en el arranque del segundo parcial en el lado local porque el Barça se estiró hasta el 22-29. así que Chus Mateo se vio obligado a detener el vendaval culé.
El choque se le escurría de las manos al Real Madrid, pero entonces entraron en liza dos jugadores fundamentales para darle la vuelta a la situación. Entre Causeur y Llull asumieron prácticamente toda la responsabilidad y obraron la remontada. Los blancos subieron además el listón en defensa y secaron a los de Jasikevicius para conseguir un parcial de 9-2.
Llull respondió a un triple de Satoransky y otros dos lanzamientos exteriores consecutivos de Causeur hicieron soñar al WiZink Center. Así, el Real Madrid se marchó mandando al descanso (41-38) y sobre todo con la sensación de que había encontrado el camino a seguir.
En la segunda mitad
El Real Madrid se las prometía muy felices, pero ese estado de ánimo duró muy poco tras el paso por los vestuarios. El Barça se encargó de aguar la fiesta blanca con un parcial inicial de 0-6, con Vesely castigando, que empezaba a poner más nervioso de lo habitual a un rival que jugaba sin red.
No obstante, los de Chus Mateo consiguieron reaccionar, especialmente gracias a la aportación de gigante Tavares, que en cada acción libraba una batalla casi épica debajo del aro. El Real Madrid llegó a ponerse por encima (62-61, min. 28) mientras la aportación del Chacho era fundamental no en la anotación pero sí a la hora de repartir juego y asistencias. Eso sí, el triple de Kalinic le permitió al Barça entrar por encima a los definitivos 10 minutos finales (66-67).
Los de Jasikevicius sabían que llegando a este punto del encuentro, tal y como estaba el partido, podían jugar con los nervios de su rival. Lo hicieron. De nuevo un parcial de 0-5 para empezar obligó a Chus Mateo a pedir tiempo muerto antes de que las consecuencias fueran irreversibles.
El 2+1 de Hezonja amagó con la resurrección blanca, pero tan sólo fue un espejismo. El Barça tiró de solvencia y de un gran acierto en el lanzamiento exterior para estirarse cuando los minutos comenzaban a agotarse para los intereses blancos. El Real Madrid no supo defender y dejó tiros demasiado liberados para un Barcelona que estaba pletórico de confianza. No hubo más, el Barça se vio con tiempo para saborear sobre la cancha el título y disfrutó de su merecido campeonato.