El NFC es casi sinónimo de pagos móviles, pero no solo sirve para esto. Mira todo lo que puedes hacer con el NFC y sácale el máximo partido.
Dentro de las conexiones inalámbricas disponibles son siempre dos las que trae cualquier móvil: el WiFi y el Bluetooth. También es casi norma incluir un receptor GPS aparte de las pertinentes bandas móviles. Y luego tenemos a un tipo de conexión de corto alcance que también está convirtiéndose en una «obligación»: el NFC.
Hasta los móviles más económicos están empezando a incluir de serie el NFC. Es algo lógico si tenemos en cuenta que esta conexión habilita los pagos móviles, por lo que, si no tienes NFC, tendrás que buscar maneras alternativas de abonar los productos cuando no lleves dinero en efectivo ni tarjeta de crédito (o débito).
NFC y pagos móviles son casi uno, pero dicha conexión sirve para muchas otras cosas. Han quedado en un segundo plano, pero merece la pena repasarlas a fondo.
Comparte lo que te apetezca con alguien cercano
Esto es lo más práctico que existe. Imagina que tienes una foto u otro archivo y quieres compartirlo rápidamente con alguien. Pues bien: basta con juntar tu móvil con el de la otra persona por ambas caras traseras habiendo encendido las pantallas y también el NFC. Toca cuando la imagen se haga más pequeña y lo que haya en pantalla se enviará al otro móvil.
Android Beam, así se llama esta función de compartir que se habilita mediante el NFC. Es muy práctica y sencilla de utilizar, aunque no demasiado rápida en las transferencias ya que utiliza el Bluetooth. También funciona con páginas web y con aplicaciones de la Google Play Store.
Conecta con dispositivos, como auriculares
El NFC transmite información a muy corto alcance, pero no sirve para grandes cantidades de datos. Cuando acercamos dos dispositivos con NFC ambos se intercambian lo necesario para realizar una conexión estable y continua que se mantendrá cuando se separen. Acerca el móvil a un auricular Bluetooth que tenga NFC, ambos se emparejarán y pasarán a conectarse sin que tengas que hacer nada más.
El NFC transmite muy poca información, por lo que no sirve para intercambiar archivos. Sí permite establecer otras conexiones
El NFC es muy práctico para evitar el engorro de hacer las búsquedas y emparejamientos. Conectar un smartwatch al móvil, por ejemplo. Los auriculares, altavoces, con una televisión… Disponer de un móvil con esta conexión facilita la tarea de conectarse por Bluetooth a cualquier otro dispositivo: basta acercarlos y listo.
Programa acciones con las etiquetas NFC
Esta fue la motivación principal para incluir la conexión NFC en los smartphones: conseguir que reaccionasen al contacto con las etiquetas NFC. Estas etiquetas incluyen información que actúa de distintas maneras: puede ser texto, un enlace a la web o un descadenante que active el WiFi, reproduzca una canción, active el ahorro de energía…
Programar etiquetas NFC puede resultar muy práctico para, por ejemplo, crear escenas en casa, el coche o el trabajo. Pegar una etiqueta en la mesa del trabajo y que, al pasar el móvil nada más llegar, lo ponga en silencio, se conecte a la WiFi del trabajo y envíe un mensaje conforme no estarás operativo hasta la hora de comer.
Las etiquetas NFC son bastante económicas. Se dividen por su capacidad: a mayor cantidad de almacenamiento más extensión podrá tener el código que le grabemos. Y para grabar, leer y realizar programaciones, nada como NFC Tools.
Con NFC Tools podremos saber qué contiene cualquier etiqueta NFC. Si esta no está protegida contra escritura también podremos grabarla. Y lo mejor es que la app nos permite crear tareas automatizadas. Activar o desactivar conectores, enviar mensajes, lanzar aplicaciones… Si nunca lo has probado merece la pena que le des una oportunidad.