Google Now, Siri y Cortana se disputan un lugar en nuestro subconsciente, quieren ser la primera herramienta a la que acudimos cuando nos surge cualquier tipo de duda, sin embargo, ningún asistente de voz afronta un problema al que muchos de sus usuarios se enfrentan: la vergüenza de hablarle a un gadget.
El auge del wearable y la prominencia de la asistencia inmediata
Google, Apple, Microsoft e incluso Amazon con Alexa o Facebook con M, nos ofrecen un servicio de información y asistencia no solo inmediata, si no que aspira incluso a adelantarse a nuestros deseos y ofrecernos la información que necesitamos antes de llegar si quiera a saberlo. Si a alguien le queda alguna duda sobre potencial que tienen estos asistentes, le remito a Google Now on Tap o al botón para utilizar Cortana en cualquier situación.
Y es que saber el clima antes de salir cada mañana de casa o la distancia a la que nos encontramos del trabajo, es solo el comienzo. Por poner un ejemplo, supongo que por todos es bien conocido el sistema que utiliza Facebook para mostrar anuncios personalizados en el muro: recopilar información a través de nuestras publicaciones, «Me gusta» y otras fuentes como nuestro estado civil o incluso ciertas conversaciones. Bien, ahora ¿qué impedirá a Facebook recopilar información a través de su asistente de voz M para ofrecernos su publicidad personalizada?
Es de esperar que Zuckerberg y compañía ofrezcan la posibilidad de desactivar tal opción, pero si el objetivo de esta tecnología es adelantarse a nuestras necesidades, serán necesarios ciertos datos para llevar a cabo estas predicciones. Lo sé, todo esto dicho así asusta un poco, pero creo que es una de las consecuencias (o ventajas, según se mire) de utilizar la forma más intuitiva y directa que tenemos para comunicarnos: la voz.
El nuevo paradigma de interfaz
¿Cuántas veces hemos metido la pata diciendo algo que se consideraba secreto? Probablemente muchas ¿y cuántas veces nos hemos equivocado escribiendo una palabra? Muchas más, pero ¿cuál ha sido la repercusión de cada error? No es tan fácil borrar algo que hemos dicho antes de que llegue al receptor, y esta inmediatez es la cualidad que hace al lenguaje oral un medio tan interesante para una tecnología que aspira a ofrecer información inmediata.
El día en el que hablarle a un gadget esté socialmente aceptado será el día a partir del cual empezaremos a descubrir la versatilidad que nos brinda tal interacción. Estoy convencido de que los asistentes de voz nos van a ofrecer opciones hasta ahora inimaginables, no necesariamente enrevesadas o complejas, sino soluciones a problemas del día a día sobre los que ni siquiera consideramos la posibilidad de consultar a nuestro smartphone. Y con esto llegará la:
Aceptación social, el verdadero desafío
Me sorprende las interpretaciones tan diferentes que se hacen de una persona hablando con un smartphone a la oreja, y otra hablando mientras mira su smartphone a varios centímetros enfrente de la cara. Al fin y al cabo las dos personas están hablándole a un dispositivo, sin embargo, están realizando actividades muy diferentes, mientras el primero se está comunicando con otra persona, el segundo se está comunicando con un asistente de voz. Pero no es este gesto el que hace a una persona sospechosa de «bicho raro», al menos no tanto como cuando alcanzamos a escuchar la conversación en sí.
¿Qué necesitamos para empezar a hablarle a nuestros gadgets? ¿Que mejoren los sistemas de reconocimiento? ¿o que una persona famosa empiece a hacerlo…? Y a ti, ¿te avergüenza hablarle a tu smartphone?