Acostumbrado a contaros la experiencia de diferentes dispositivos Android uno tiene siempre a pensar en smartphones, la actual revolución que lleva años acompañándonos en el sector de la electrónica de consumo. Pero no todo son teléfonos móviles en Android, y de hecho este sistema operativo de Google se va expandiendo poco a poco alcanzando nuevos horizontes.

Alguna vez os he hablado sobre reproductores multimedia con Android que he probado, pero resulta que puede ir mucho más allá. Y estamos hablando de hornos y neveras, pero ya hay marcas de coches interesadas en implementarlo, aunque sólo sea para algunos apartados.

Hoy nos vamos a centrar en la Samsung Galaxy Camera, un dispositivo en el que la firma coreana ha decidido apostar una vez más por su sistema operativo favorito. Podríamos considerar la Galaxy Camera como una cámara compacta de gama alta que lleva incrustada un Samsung Galaxy S III, sacando todas las ventajas del mundo de los smartphones y del de las cámaras compactas, añadiendo conexión 3G (pero no llamadas por GSM) y acceso a Google Play para instalar aplicaciones.

Un pequeño repaso

Vamos a empezar con un repaso a lo que la Galaxy Camera ofrece sobre el papel. Estas son sus principales características:

  • Cámara de 16.3 Mpx con resolución de 4608×3456 píxeles
  • Grabación de vídeo HD 1080p a 30fps
  • Android Jelly Bean 4.1.2
  • Medidas: 128.7 x 70.8 x 19.1 mm
  • Peso: 300 gramos
  • Pantalla LCD 4.7″ de 720 x 1280 píxeles
  • 4GB de memoria interna y slot microSD
  • 1GB de memoria RAM
  • Procesador quad-core Cortex A9 a 1.4GHz
  • Conexión 3G HSDPA 21 Mbps
  • Conectores microUSB y microHDMI

La parte de smartphone

Si nos fijamos en la Galaxy Camera como parte de smartphone, nos encontramos con grandes ventajas y grandes inconvenientes, como ocurre con estos dispositivos. Cuando uno prueba un nuevo smartphone o uno de gama alta como puede ser el SGSIII, queda encantado. Es rápido, tiene buena pantalla, funciona bien… y en general es un gran dispositivo.

Todo eso lo encontramos en la Galaxy Camera. Para los que tengáis dudas, es un móvil con Android, con todo lo que esto supone. Tenemos acceso a Google Play y podemos instalar prácticamente todas las aplicaciones. Algunas están capadas por problemas con la orientación. Curiosamente me he encontrado este problema con Flickr, una aplicación perfecta para este dispositivo, pero al carecer dicha app de modo apaisado no deja instalarla. Podemos solucionarlo exportando el APK e instalándolo desde la cámara.

No penséis que al ser una cámara sólo podemos instalar aplicaciones de fotografía. Con la Galaxy Camera podéis instalar desde Gmail hasta Whatsapp, pasando por juegos y todo aquello que encontréis en el market de Android, así que en ese sentido tenemos muchísima versatilidad.

¿La mayor pega? Pues la misma que los smartphones, la batería. Por supuesto no se trata del consumo que tenemos en un smartphone, y el no tener activadas todas las sincronizaciones de otras aplicaciones en segundo plano es un punto muy a favor que aumenta la duración muchísimo, pero el consumo de la gran pantalla de 4.7″ pasa factura, y debido a su tamaño y alta resolución vamos a notar un aumento de consumo mucho más elevado que en otras compactas. En la otra mano tenemos la gran ventaja de esa excelente pantalla que nos permite ver las fotos con gran calidad, algo que se echa de menos en muchas cámaras compactas.

En cuanto al exterior y sus conexiones, han cumplido de forma excelente este apartado. Contamos con un slot para tarjetas microSD que nos permite aumentar sus 4GB de memoria interna, que para una cámara de 16.3 Mpx son algo escasos. Además tenemos conectores microUSB y microHDMI, este último perfecto para conectar la cámara directamente a una televisión y ver las fotos y vídeos.

La novedad que introduce la Galaxy Camera con respecto a otros dispositivos con Android orientados al multimedia es que en este caso contamos con un slot para microSIM, que nos permite contar con una conexión 3G y tener acceso a Internet para compartir directamente fotografías o usar otras aplicaciones como el correo electrónico o Google Maps. Por un lado esto está muy bien pensado, y es una ventaja enorme frente a otras cámaras para aquellos que realmente lo necesiten, pero sin embargo tiene la pega de encarecer la cámara con algo que muchos usuarios no buscarán debido a que pagar otra conexión de datos es algo que todavía queda lejos cuando hablamos de una cámara de fotos.

La parte de cámara

Aunque la Galaxy Camera cuente con estas geniales funcionalidades de smartphone, su objetivo principal es el de la cámara, que al fin y al cabo es lo que es. La Galaxy Camera tiene un sensor de 16.3 Mpx con resolución de 4608×3456 píxeles y es capaz de grabar vídeo en HD 1080p a 30 fps, por lo que en principio hablamos de una cámara compacta de gama alta, situada entre los sensores de mayor resolución de este sector.

La Galaxy Camera nos hace una doble jugada. Por un lado sus primeras impresiones son excelentes, y nos encontramos ante una cámara de muy buena calidad, con unas fotos impresionantes. Sin embargo, con el uso, poco a poco nos vamos dando cuenta que esta primera impresión era debido a que estábamos pensando en la cámara de este dispositivo más como en la de un smartphone que como en la de una cámara compacta, y de ahí lo impresionante de sus resultados.

No quiero hacer pensar, ni mucho menos, que sea una mala cámara. De hecho hace una fotos extraordinarias, pero peca de un ruido algo excesivo en condiciones de baja luz, y la interpolación entre píxeles es extraña. Con esto me refiero a que cuando vemos una fotografía echa con un móvil y una echa con una cámara podemos diferenciarlas a simple vista, no sólo por cualidades como el color y la resolución, sino por el aspecto general. Esto es debido a la interpolación que usan por software los teléfonos móviles, y la Galaxy Camera ofrece unas fotografías más parecidas en este aspecto a los móviles que a las compactas.

Aún así esta es la mayor pega, por lo demás estamos ante una cámara muy buena, que a pesar de pecar de ese ruido algo excesivo que comentábamos es capaz de hacer fotos en condiciones de poca luminosidad muy buenas, manteniendo una estabilización realmente sorprendente. En este sentido es una cámara práctica, perfecta para un uso todoterreno como compacta para todo.

Y hablando de todoterreno, tenemos que destacar su impresionante zoom. Tiene una lente que alcanza el zoom óptico de 21x, pero lo increíble es el buen resultado que da. De hecho pocas compactas se le acercan en esta característica, y está muy a la par de esas bridge de superzoom como las Panasonic.

El vídeo es muy bueno, y no sólo me ha encantado la grabación a 1080p a 30fps, sino que es genial el modo de grabación a cámara lenta. Es algo difícil de acceder a él, pero si entramos en el modo cámara desde la ruleta «experto» y pulsamos en configuración, podemos elegir la resolución 768×512 píxeles a 120 fps. Lo que hace la Galaxy Camera es grabar a estos 120 fps y luego pasar el vídeo a una reproducción estándar de 30 fps, lo que permite verlo 4 veces más lento, con un resultado genial y muy elegante.

La única pega es la baja resolución a la que lo consigue, pero es normal en grabaciones a alta velocidad que tengamos que reducirla. Una pena que no esté a 720p, pero esperemos que con futuras actualizaciones por software puedan hacerlo algo con eso, porque quedan vídeos francamente buenos.

Respecto a la unión entre cámara y smartphone nos encontramos con una aplicación de fotografía parecida a la que tienen otros modelos de Android, pero con muchas ventajas. Podemos acceder con una interfaz similar a la de una cámara de fotografía a controles manuales, de modo que nos permite elegir la velocidad de obturación y la apertura. Es simple y sencilla, pero muy cómoda y práctica.

Conclusiones

Parte smartphone, parte cámara, la Samsung Galaxy Camera es uno de los mejores ejemplos de lo que Android puede dar de si más allá del teléfono móvil, aunando lo mejor de los mundos de la telefonía móvil y sus aplicaciones con el del multimedia, adaptado perfectamente a la conectividad con el 3G.

Como terminal Android funciona de maravilla. No tiene parones, es fluido y tenemos acceso a miles de aplicaciones a través de Google Play. Como cámara no es la mejor compacta que hemos visto, pero la posibilidad de interactuar directamente con apps en el dispositivo es una ventaja enorme, y las funcionalidades extra que puede ofrecer en este sentido pueden situarla por delante respecto a la competencia de cámaras compactas. Un impresionante zoom óptico de 21x complementa sus ventajas, pero nos encontramos con una interpolación algo fea y una ruido algo excesivo en situaciones de baja luminosidad, que contrastan con el gran funcionamiento de su estabilizador en esta situación.

Pese a que sobre el papel cuente con lo que parece una gran idea, abrirse paso en el mercado será algo más difícil. Por un lado tantas funciones extra y contar con un procesador quad-core y conexión 3G incrementan significativamente su precio hasta unos 500€, y eso es una gran pega de cara al usuario final, que quizás busque que ese dinero se invierta en buscar mejores sensores u ópticas. Pero la Galaxy Camera tiene su mercado, y lo acabará encontrando. Por otro lado sacarle ventaja al 3G supone contratar otra tarifa de datos, y aunque opciones con OMV puedan salir muy bien de precio, supone otro gasto mensual más.

En general es un dispositivo muy bueno, que ofrece grandes resultados e introduce una línea que se seguirá cada vez más en el desarrollo de Android fuera de los teléfonos móviles.

¿Qué te parece la Samsung Galaxy Camera? ¿Sería un dispositivo que comprarías o crees que hay mejores opciones?

NOTA: Aquí podéis consultar todas las fotografías de este artículo a resolución completa.