Las pantallas táctiles de los coches están en el centro de la polémica. Algunas voces afirman que estas pantallas son inseguras y que pueden provocar accidentes; mientras que muchos conductores simplemente echan de menos los tiempos en los que podían cambiar cualquier cosa sólo pulsando un botón, en vez de tener que ‘perderse’ en los menús del sistema.
Algunos fabricantes han respondido a estas voces, cada uno a su manera. GM optó por eliminar Android Auto de sus pantallas, alegando que los problemas de estabilidad de la conexión con el móvil pueden provocar accidentes. Otras marcas han ido recuperando los botones para funciones básicas, como el climatizador o el control de la música; pero también hay muchas otras que, lejos de cambiar de opinión, han reafirmado su apuesta por las pantallas en los coches.
La más contundente ha sido Mercedes-Benz, que en el pasado CES de Las Vegas confirmó que todos sus futuros modelos tendrán más pantallas y más grandes; hasta el punto de que en algunos casos la pantalla llegará de un extremo a otro del salpicadero. De esa manera, todas las funciones del coche estarán controladas y visualizadas con una pantalla, incluyendo funciones dedicadas al pasajero.
Mercedes-Benz ya ofrece una pantalla parecida, llamada MBUX Hyperscreen, en sus modelos eléctricos, pero ahora ha confirmado que también llegará a los modelos con motor de combustión e híbridos. La compañía afirma que se trata de una “experiencia impactante”, gracias a la innovación que ha permitido instalar varias pantallas bajo el mismo cristal; de hecho, la compañía cree que esta pantalla gigantesca será “esencial” para la imagen de la marca. Y no será la única.
Uno de los productos que más llamó la atención en el CES fue precisamente una gigantesca pantalla de 45 pulgadas para el coche desarrollada por BOE. Este fabricante se ha especializado en pantallas para móviles, pero también tiene un pie puesto en el sector del automóvil gracias a alianzas con fabricantes chinos como Geely; su nuevo modelo eléctrico, el Galaxy E8, tendrá esta nueva pantalla para llamar la atención en la gama media.
En efecto, esta enorme pantalla no está diseñada para un coche ‘premium’, sino para uno que costará apenas 25.000 euros al cambio; de hecho, BOE ha conseguido reducir los costes de fabricación, ya que el panel usa menos componentes que otras instalaciones con varias pantallas y consume un 30% menos. La pantalla está basada en un panel OLED con una resolución 9K y una frecuencia de refresco de 90 Hz.
Irónicamente, se puede dar el caso de que los coches más baratos empiecen a usar este tipo de pantallas gigantescas, ya que ofrecen una experiencia muy llamativa y sencilla, mientras que los modelos más caros, dirigidos a entusiastas, recuperen los botones y los diales tradicionales.