Google está lista para acabar con las cookies de terceros en Internet; un cambio que dará inicio el próximo 4 de enero y que puede cambiar completamente la privacidad de los internautas, aunque si es para bien o para mal, aún no está claro.
Las cookies son pequeños archivos creados por nuestro navegador para almacenar información sobre nuestra navegación. Por ejemplo, para iniciar sesión en un servicio o para almacenar nuestras preferencias. Pero hace décadas se descubrió que también se podían usar con un propósito menos noble: rastrear todo lo que hace el usuario.
Si un tercero instala una cookie en nuestro navegador, esta puede almacenar las páginas que visitamos, las noticias que leemos o los productos en los que estamos interesados; los anunciantes pueden usar esa información para mostrarnos publicidad personalizada, aunque también hay usos más maliciosos.
Chrome acaba con las cookies
El imperio de Google se ha construido usando las cookies de terceros, ya que ha sido capaz de mostrar publicidad muy personalizada usando los datos de los usuarios. Así que puede parecer curioso que sea Google la que quiere acabar con esta práctica.
A partir del 4 de enero, el navegador Google Chrome dejará de aceptar cookies de terceros, algo que se llamará ‘Tracking Protection’, o Protección Anti-rastreo. Inicialmente, sólo se activará para el 1% de los usuarios, lo cual no parece mucho pero que supone que afectará a decenas de millones de personas. Las cookies de terceros serán eliminadas completamente para todos los usuarios a lo largo de la segunda mitad del 2024.
Los usuarios podrán saber que su navegador ha abandonado las cookies por un mensaje emergente que aparecerá en la barra de direcciones de Chrome, tanto en la versión para escritorio como en la versión móvil. Durante los primeros meses, Google ofrecerá la posibilidad de volver a las cookies de terceros, pero esa será una solución sólo temporal, como parte del programa de pruebas.
Este proceso se ha iniciado, por supuesto, porque Google ya tiene un reemplazo. Se llama Privacy Sandbox, y ha sido el protagonista de varias polémicas y ha cambiado en un par de ocasiones en respuesta a las críticas. Este sistema está basado en el registro de ‘temas’ basados en las páginas que visitamos; por ejemplo, si nos gusta el fútbol o si estamos interesados en un móvil. La gran diferencia respecto a las cookies es que es el propio navegador el que registrará las páginas que visitamos y les asignará ‘temas’; en vez de consultar la cookie, los anunciantes tendrán que preguntar al navegador qué temas nos interesan para poder mostrar anuncios relacionados.
Google presenta este como un gran paso adelante en la privacidad del usuario, al mismo tiempo que permite que el sector de la publicidad online continúe dando ingresos a páginas y servicios gratuitos. Sin embargo, Chrome se ha quedado solo en la implementación de esta tecnología, y el resto de los navegadores no planea dar el mismo paso por ahora. A eso hay que sumar que algunos reguladores europeos ya han avisado que están ‘vigilando’ este paso de Google, por si abusa de su posición dominante en el mercado (Chrome es usado por el 63,6% de los internautas según Stadista) para favorecer a su propia plataforma de anuncios frente a las de la competencia.
Este no será el único gran cambio polémico que afectará a Chrome. Google ya confirmó que iba a seguir adelante en su plan de acabar con algunas de las extensiones de Chrome, limitando lo que pueden hacer. Por lo tanto, el 2024 puede ser el año de la verdad para el navegador, si consigue implementar dos cambios tan polémicos de manera consecutiva.