Las redes sociales llevan más de una década con nosotros, y las hemos usado para múltiple cosas, como compartir fotos de nuestras vacaciones, reflexiones con amigos o aprender a hacer cosas nuevas. Twitter fue siempre una rara avis, una empresa pequeña comparada con las demás, pero con una relevancia mucho mayor de lo que insinuaban sus números.
La red social de los periodistas
Aunque la red fundada por Jack Dorsey empezó casi como un tablón de anuncios rápidamente fue convirtiéndose casi en un noticiero en tiempo real. Era el lugar donde antes enterarte de lo que estaba pasando en el mundo.
Eso atrajo a muchos periodistas y trabajadores de medios de comunicación, que la vieron como una manera de estar al día de forma sencilla.
Este es el primer paso de por qué Twitter empezó a coger relevancia de forma quizás no artificial, pero al menos no tan orgánica como hicieron Facebook o Instagram.
La red social de las empresas y gobiernos
Del mismo modo, poco a poco fueron llegando a la red organismos gubernamentales, organizaciones y políticos, que lo vieron como un escaparate, en parte porque parte de los periodistas que cubrían sus trabajos ya estaban ahí.
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De esa forma, figuras del calibre del Papa o del presidente de los Estados Unidos crearon perfiles en la que se acabó confirmando como la plaza del pueblo digital.
La necesidad de la verificación
La presencia de estas personas, de interés público notorio, llevó a la creación de una forma de identificarlas como reales, y no como perfiles de gente que podría hacerse pasar por ellos.
Esto es importante en el caso de los políticos, pero también en el caso de los periodistas, que también podían ser objetivos de suplantaciones de identidad, sobre todo aquellos que operaban en países con regímenes autocráticos o directamente dictatoriales.
La marca azul se convirtió en una forma de confirmar que hablabas con un personaje público y que no era alguien intentando hacerse pasar por él.
De verificado a exclusivo
El problema vino cuando muchas personas empezaron a ver esa seña como sinónimo de exclusividad, de pertenencia a un club cerrado, mejor que el común de los tuiteros.
Nunca lo fue, claro, pero la mente humana no siempre razona de forma correcta.
Esto ha hecho que muchos intentaran lograr esa seña, para sentirse parte de ese grupo.
Pagando por la dichosa insignia
Cuando Elon Musk compró Twitter avisó de que iba a realizar muchos cambios, algunos de los cuales serían criticados. Y vaya si lo fueron.
Una de sus estrategias más controvertidas fue hacer que cualquiera que pagara Twitter Blue, su servicio de suscripción mensual, tuviera el dichoso check azul, que era el mismo que tenían los personajes públicos relevantes.
Obviamente no era una opción crear una nueva insignia para ellos, puesto que seguiría habiendo una escisión entre los que tenían el verificado azul y los que lo tenían de otro color.
El verificado azul ya no significa nada
Actualmente el sistema de verificación de Twitter no implica nada más que saber que un usuario está pagando por Twitter Blue.
Esto es un problema cuando cuentas oficiales y personajes públicos han perdido la marca, habiendo otras cuentas que ya empiezan a crear perfiles falsos que se hacen pasar por ellos.
Un ejemplo es el del Servicio de Ciudadanía e Inmigración Estadounidense, que ya ha avisado en la red social de que ha perdido su insignia azul y que podrían crearse cuentas que intenten estafar a los usuarios en Twitter.
No es el único caso que hemos visto, y múltiples entidades de todo sus verificaciones, y en algunos casos hay ya incluso suplantaciones.
En este caso parece que Twitter ha suspendido la cuenta que estaba intentando hacerse pasar por el ayuntamiento de Nueva York, pero no siempre tenemos esta velocidad de respuesta.
Elon Musk ha despedido a un porcentaje enorme de los trabajadores de Twitter, lo que hace que las tareas de moderación sean ingentes. Y no siempre salgan bien.
Aún se mantienen las verificaciones grises, para gobiernos, pero son muy pocos los perfiles que las tienen, y muchas entidades locales de muchos países aún pueden ser suplantadas, así como servicios de emergencia.
Stephen King y el pagafantismo de Elon Muck
El último movimiento en esta historia lo protagonizan algunas cuentas de personajes públicos que tienen la insignia azul sin haber pagado por ello.
Es el caso de Stephen King, que se ha mostrado sorprendido por no haber perdido la verificación cuando él ya dejó meridianamente claro que no iba a pagar por Twitter Blue.
Elon Musk ha tenido que reconocer que hay algunas cuentas que tienen activo Twitter Blue sin que tengan que pagar. Parece claro que si una de esas cuentas se suplantara el daño a la imagen de Twitter sería devastador, incluso para los estándares del magnate sudafricano.
Esto demuestra que Elon sabe que es un problema que cuentas con millones de seguidores, personajes públicos, se vean suplantados, con lo que eso puede significar para usurpadores de identidad, estafadores y, sobre todo, para los usuarios normales de Twitter.
Twitter ya no es el sitio al que ir a consultar algo por defecto
Hace unas horas hablaba con unos amigos que también trabajan en medios online sobre la deriva de Twitter, y me di cuenta de que tras estos bandazos, la red social ya no es el sitio al que ir a preguntar algo a una entidad oficial si tienes un problema, o donde ir a informarte sobre una emergencia, sin saber si lo que ves es parte de una cuenta oficial o de alguien que intenta suplantarla.
Imaginad una cuenta falsa de un gobiernos que cree una publicación con un enlace para realizar una consulta online y que ese link lleve a una web que imita la oficial y extraigan datos personales, bancarios, etc.
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La verificación azul impedía esto, de un golpe de vista, pero ahora ya no es así, ahora hay que esperar a reportar esas cuentas falsas y esperar que nadie caiga mientras los pocos moderadores de Twitter actúen.
Será mucho más fácil dejar de confiar en Twitter que redoblar esfuerzos para seguir intentando usarla como la usábamos antes.
Y en esas estamos, dejando de confiar en Twitter.
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