La mayoría de la gente que ha usado ChatGPT hasta ahora son curiosos que sólo querían ver hasta qué punto había mejorado la Inteligencia Artificial en los últimos años. No en vano, Microsoft ha llegado a crear una “personalidad” para Bing Chat que facilita la creación de memes y bromas.
[Con lo nuevo de ChatGPT, la IA puede hacerte la compra o planear tus próximas vacaciones]
Pero hay un potencial mucho mayor tras esta tecnología que una simple curiosidad. No es una exageración si decimos que puede suponer una auténtica revolución, aunque tal vez no por las razones que crees. No es que la IA vaya a cambiar la manera en la que se hacen las cosas, pero sí que puede cambiar la manera en la que se presentan; y eso puede ser igual de importante.
Cómo ChatGPT salvó un perro
La experiencia que tuvo el desarrollador @peakcooper, y que ha compartido en Twitter, explica muy bien a qué nos referimos. Recordemos que GPT, el modelo de lenguaje en el que se basa ChatGPT, sólo se centra en una cosa: comprender el lenguaje para usarlo correctamente y como una “persona normal”. Y eso es importante cuando tienes datos que no comprendes.
Cuando su perra fue diagnosticada con una enfermedad producida por garrapatas, @peakcooper hizo lo correcto y dejó que su veterinario le diese el tratamiento adecuado. Pero unos días después, la anemia empeoró drásticamente, y no parecía que fuese por infecciones asociadas con las garrapatas.
Sin más opciones que simplemente esperar, Cooper pensó en usar ChatGPT, en concreto con la última versión del modelo de lenguaje, GPT-4, que fue lanzada recientemente con importantes mejoras. Él ya tenía la sospecha de que podía tener potencial en el sector médico, y decidió probarlo, explicando a la IA la situación con todo lujo de detalles; incluso llegó a incluir los resultados de las pruebas sanguíneas.
Para empezar, ChatGPT explicó que no era un veterinario, pero aún así presentó una teoría de lo que podría estar ocurriendo. En concreto, se fijó en los resultados de las pruebas, y observó un par de diferencias entre ambas que eran consistentes con un diagnóstico de babesiosis canina, una enfermedad poco común causada por las garrapatas.
En base a esto, el usuario preguntó por las posibles causas. En este caso, el usuario ya podía descartar varias porque el veterinario hizo las pruebas asociadas. Sólo quedaba la anemia hemolítica mediada por el sistema inmunológico (IMHA). Con esta información, el usuario fue a un segundo veterinario, al que sugirió los resultados que le dio ChatGPT, y este estuvo de acuerdo. Después del tratamiento adecuado, se pudo salvar la vida de la mascota y ya casi se ha recuperado completamente.
Esta experiencia es muy interesante al demostrar que no se trata simplemente de creernos todo lo que dice ChatGPT a ciegas. Es bien sabido que las IA cometen serios errores, especialmente si no tienen la información suficiente o comente “alucinaciones”. Pero si se tienen los datos, si se trata con especialistas humanos y se comprende el problema, esto demuestra que ChatGPT puede ayudarnos a solucionarlo.
ChatGPT y otras IA, por lo tanto, nunca deberían ser sustitutas de la experiencia humana; pero sí que pueden ser una ayuda tremenda.