Si tuviéramos que hacer una lista de todos los fabricantes globales que se dedican a los móviles con Android tendríamos que imprimir tantas empresas que no cabrían en un par de hojas, ni a doble cara y reduciendo la fuente. Eso sí, no son tantas las marcas que pueden realizar casi todo el proceso, desde el diseño a la fabricación de sus componentes. De hecho solo hay una: Samsung. Líder en smartphones, en memorias, procesadores, cámaras, baterías… Y, por supuesto, también en pantallas.
Hablar de Samsung y de paneles nos trae a la cabeza una tecnología concreta: la Super AMOLED. Cargada de polémica a lo largo de los años, pero con una evolución tan grande que actualmente es a la que aspiran el resto de fabricantes. No solo por la tecnología en sí, también por el factor forma de dichos paneles, especialmente los curvos y flexibles.
¿Qué pasa cuando tu competencia tiene una tecnología propia a la que no puedes acceder porque posee patentes registradas y el fabricante la protege como un secreto empresarial? La idea más loca sería pensar en robársela. Y sería irreal si no fuera porque justo eso es lo que ocurrió.
Una trama de 9 personas y 2 empresas robó el secreto de las pantallas AMOLED para venderlo a China
La noticia saltaba la semana pasada levantando una enorme polémica en Corea del Sur. Aquel país es sumamente proteccionista con la tecnología que se desarrolla dentro de sus fronteras, no en vano tienen la competencia justo al lado: China. La rivalidad entre ambos países por convertirse en cuna tecnológica es evidente, pero no toda la competencia es igual de leal.
La justicia surcoreana detuvo a 9 personas encargadas de vender el conocimiento de Samsung en el terreno de las pantallas OLED. En concreto, fueron capturados por vender secretos de desarrollo y maquinaria para la fabricación de pantallas laminadas en 3D, una tecnología clave para Samsung ya que es la que le está permitiendo fabricar los paneles Super AMOLED curvos y, también, le abriría las puertas a las pantallas flexibles.
Una empresa que colaboraba con Samsung vendió su tecnología AMOLED para pantallas laminadas en 3D
La policía surcoreana confirmó que los 9 detenidos, haciendo uso de dos empresas, consiguieron vender la información confidencial entre mayo y agosto de 2018. En concreto, la empresa principal formaba parte de los proveedores oficiales de Samsung y habría firmado un acuerdo de confidencialidad en pos de proteger los secretos industriales. El CEO de la empresa, tras comprobar cómo las ventas habían descendido, decidió jugársela creando otra compañía tapadera en la que puso al cargo a su hermanastra. La tapadera consiguió entablar conversaciones con la competencia china y venderles la tecnología; hasta que la policía les pilló embarcando maquinaria de Samsung en un barco con la intención de trasladarla directamente a China.
Este fraude empresarial, que más bien parece un «culebrón», nos recuerda lo frágil que resulta la innovación en el mundo tecnológico y el enorme atractivo que tienen esas innovaciones para las empresas que no invierten tanto dinero y esfuerzo en el desarrollo.
Samsung confía en su tecnología Super AMOLED para dominar 2019
Años de desarrollo tras los primeros paneles Super AMOLED que Samsung montó en el Galaxy S original, una evolución enorme en tamaño, calidad del panel, representación de los colores, durabilidad, resolución… No hay duda de que el empeño de Samsung ha dado sus frutos, de ahí que sea tan importante para la empresa proteger el fruto de su desarrollo.
Las pantallas son sumamente importantes para las intenciones que Samsung posee de cara al año que comienza. La compañía ya dejó claro en la última conferencia de desarrolladores que apostaba por los móviles flexibles y por las pantallas que ocupen todo el frontal, sean o no con notch. No es de extrañar que el resto de empresas vaya a la zaga: tanto Huawei como OPPO y la propia LG también desarrollan sus propios móviles flexibles.
Un último apunte: no ha trascendido el nombre de las empresas que formaron parte del robo: ni las que vendieron la tecnología de Samsung ni quienes la compraron.