Esta semana vamos a comprobar cuan equivocados estábamos todos al renegar de ciertos avances en el móvil. Algunos más que otros.
El progreso es algo innato al ser humano y la tecnología es quizás el paradigma de esa realidad.
A lo largo de los años vemos cómo las diferentes herramientas que usamos se van modernizando, actualizando y se van incorporando poco a poco en la vida real.
Sin embargo eso no es algo que suceda de forma automática ni sin rechazo y seguro que en muchas ocasiones nosotros mismos hemos mirado con excepticismo una tecnología que creíamos que no iba a triunfar y nos hemos equivocado. E incluso hemos acabado abrazándola con fervor.
Os pondré un ejemplo particular. en 1996 mi vecino se compró un móvil y comentándolo con él le dije que no acababa de ver clara la utilidad. Que creía que tenían más sentidos los beepers (buscas). Pocas veces he estado más equivocado en mi vida.
Bueno, pocas pero no ninguna. Al mismo vecino le dije que lo de Internet estaba algo sobrevalorado. Yo. Aún me queda alguna penitencia que pagar por aquellas afirmaciones.
La cuestión es que después de eso me he ido acostumbrando a mirar los avances de una forma menos tajante si bien veo a mi alrededor una actitud similar a la que yo tenía entonces. No son pocas las personas que me han dicho que «para qué quieren ellos internet en el móvil» o que «el teléfono es para llamar».
Bueno, ahora os toca a vosotros poneros a prueba, a ver cuanto os habéis equivocado y renegado de algo para luego daros cuenta de que no era como creíais.