La tecnología es algo cada vez más universal, sobre todo en un mundo hiperconectado y globalizado. Sin embargo las relaciones comerciales no siempre van de la mano con las legislaciones, que siguen teniendo un fuerte componente local.
Esta diferencia es especialmente llamativa cuando comparamos las regulaciones a las que están sometidas las empresas en Estados Unidos o en Europa. Y a veces eso les trae problemas.
Las últimas que han sido llamadas al orden en nuestro continente han sido las relacionadas con las tan de moda pulseras de cuantificación.
En concreto las marcas Fitbit, Jawbone, Garmin y Mio han sido acusadas de violar las leyes de protección de datos por la forma que tienen de manejar la información que les proporcionan sus usuarios usando sus productos.
Han sido cuatro los apartados en los que el Consejo de Consumo Noruego, la entidad de este país encargada de velar por los intereses de los usuarios, ha hecho especial hincapié:
- Ninguna de las compañías notificaba de forma apropiada a sus usuarios sobre los cambios en los términos de uso.
- Todas las pulseras y recolectan más datos de los que sean necesarios para dar el servicio para el que se compraron.
- Ninguna de las compañías han explicado completamente con que otras empresas pueden compartir los datos obtenidos.
- Y ninguno de los fabricantes ha especificado cuánto tiempo guardarán los datos de los usuarios.
El miedo de este organismo es que los datos no necesarios para el funcionamiento de las pulseras que se recopilan puedan tener un uso enfocado al marketing y que mediante el estudio de los parámetros de salud y ejercicio de los usuarios modifiquen los precios de otros servicios que puedan ofertárseles.
Fitbit y Jawbone se han pronunciado en sendos comunicados informando de que están comprometidas con el cumplimiento de las leyes y que colaborarán con el Consejo de Consumo Noruego en todo lo necesario. Por el momento, Garmin y Mio no han dado declaraciones.
Fuente TechInsider