Samsung ha sufrido una ardua lucha con las patentes de móviles. Durante años se ha enfrentado en innumerables juicios contra Apple, Google y demás fabricantes para ver quién fue el creador original de cientos de propiedades. Desde diseños, botones, funciones o antenas. Cualquier cosa servía para intentar que otros pagaran millones de dólares por llegar tarde.
El gigante surcoreano ha aprendido la lección y se ha cubierto las espaldas ante el nuevo campo de batalla, los wearables. Samsung Electronics ya dispone de la mayor cantidad de patentes relacionadas con el campo de los wearables. En total 600 patentes distintas entre 2013 y 2014 para poder luchar de tu a tu contra Apple y Android Wear.
La decisión de presentar wearables sin Android Wear fue importante. Han tenido que construir un sistema desde cero pero por otro lado les permite experimentar con dispositivos de todo tipo, prueba de ello es que los primeros Gear no se parecen en nada al último Gear S2. Todavía no han encontrado un modelo en el que se sienten fuertes, pero las experiencias ofrecidas mejoran poco a poco.
Philips es otro de los fabricantes con más patentes, cerca de 500. Mientras tanto otro de los fabricantes más fuertes, LG, tiene unas 450 patentes. Este último, sí apuesta por Android Wear y presenta dispositivos tan llamativos como el LG Watch Urbane 2.
A pesar de estos números, la mayoría de contribuyentes al grueso de patentes son «pequeños» fabricantes. Demostrando que es un campo con muchos actores principales y en el que todavía no hay un claro ganador.
¿Qué tipo de patentes en wearables están registradas? De todo tipo, desde reconocer códigos de barras, leer gestos, biseles giratorios y hasta móviles flexibles ajustables a la muñeca. El monitoreo de la salud representa casi el 10% de las patentes, que aumenta hasta el 25% en Samsung. La combinación de salud y wearables sigue al alza.
Samsung hace bien en fortalecerse a base de patentes, aunque esperamos que los episodios de peleas judiciales entre fabricantes desaparezca con el paso de los años. Ojalá la competencia sirva para mejorar la innovación y no para frenarla a base de multas.