Llámenlo chatear, wasapear, telegramear o como quieran. Un estudio ha alertado de los peligros del ‘texting’ que puede llegar a convertirse en una adicción difícil de digerir para los adolescentes y los no tan adolescentes. Un nuevo informe ha puesto de relieve como pueden afectar estos hábitos a los resultados académicos.
El estudio ha querido centrarse sobre la mala relación entre las nuevas generaciones y la tecnología. Los autores del documento ponen el acento en que la adicción al constante intercambio de mensajes tiene ciertas similitudes a la adicción a los juegos de azar. De esta manera, estos dos desórdenes comparten algunas actitudes: la incapacidad para frenar con la actividad de inmediato, la pérdida de sueño y el uso de mentiras y excusas para ocultar sus hábitos.
La incapacidad para frenar inmediatamente, la pérdida de sueño o el uso de mentiras y excusas son algunos rasgos en común entre ambos desórdenes
El estudio sobre la adicción al texting se realizó con una muestra de más de 400 estudiantes. Sin embargo, los resultados no son la verdad absoluta, puesta que se monitorizaban mediante autoevaluación, por lo que el margen de error podía ser mayor.
Conclusiones de unos resultados orientativos
Lo importante de estos resultados es que son bastantes orientativos. El análisis resuelve que el problema no es el tiempo empleando en escribir sino la ‘conectividad permanente’. Es decir el tiempo que pasa entre uno y otro mensaje y la atención excesiva que se pone en la espera al siguiente mensaje. Este problemas con el ‘texting’ conllevaría serios problemas de concentración que podrían impactar en actividades que requieran concentración como el estudio, las matematicas,…
La solución parece más que nada la moderación. Si mandas un mensaje y notas ansiedad por ver si lo han recibido, lo han leído o han contestado quizás sea mejor una llamada para ese asunto o apartarte del smartphone durante un tiempo.