Los problemas crecen en casa de Uber. En los últimos meses ha visto como en España se suspendía provisionalmente su servicio y como en Francia detenían a varios de sus directivos. Ahora son las leyes neoyorkinas las que pueden afectar seriamente las operaciones de la compañía en la Gran Manzana, aunque en este caso no sea algo exclusivo de la polémica aplicación.
El alcalde demócrata Bill de Blasio está estudiando aprobar una ley que limitaría severamente la cantidad de coches que las compañías de transporte pueden contratar. Esta ley tendría efecto durante un año, durante el cual la Comisión de Taxis y Limusinas estudiaría el efecto de estos vehículos en la ciudad.
Para Uber, esto significaría poder añadir únicamente 201 nuevos conductores durante el próximo año, cifra que según la empresa en inferior a la que añaden semanalmente en Nueva York. La compañía considera que la ley tendría un coste de unos 10.000 trabajos, que afectaría a las zonas peor cubiertas y que haría que los tiempos de espera se disparasen.
de Blasio’s Uber: La aplicación muestra un futuro apocalíptico si se aprueba la ley
Para mostrar a los usuarios los efectos que, según Uber, tendría esta ley, han añadido una nueva opción a su aplicación: de Blasio’s Uber, que siempre muestra que o bien no hay coches disponibles o bien una espera de 25 minutos, e invita a los usuarios a enviar una email al alcalde protestando por la ley. Evidentemente, los usuarios podrán seguir usando la aplicación de forma normal.
Lo cierto es que la ley sería un duro golpe para todas las empresas de chóferes y limusinas, no sólo para Uber, y una gran victoria para los taxistas, quien de hecho propuso esta ley el pasado marzo. Si una ciudad como Nueva York acaba aprobando una normativa así, podría ser un antecedente importante que llevase a otras ciudades a hacer algo similar, lo cual multiplicaría los problemas legales de Uber en Estados Unidos, donde hasta ahora habían operado sin muchos problemas, que se sumarían a las dificultades que ha encontrado en su llegada a Europa.
Vía TechCrunch