Hay una escena que posiblemente se ha repetido en muchas reuniones familiares esta Navidad. Uno de los primos, durante la cena, enganchado al móvil, la abuela hace un comentario sobre lo enganchada que están los chicos a «estos chismes», pero esta vez en vez de levantar una ola de aprobación a lo largo de la mesa, uno de los adultos, quizá tu madre, contesta «realmente, a mi si me quitasen mi teléfono me quitan media vida«.
Y si estás visitando esta página, es posible que tú seas de ese grupo de gente que vive enganchado a su smartphone. Hasta un 35% de los usuarios aseguran que duermen con su teléfono, la finalidad de ello es mejor que siga siendo un misterio para el 65% restante. Más allá de bromas, ese dato deja en evidencia lo difícil que puede resultar para muchos separarse de su teléfono.
Concentrando el uso que antes dábamos a diversos aparatos
Si bien es cierto que seguramente hacemos un uso excesivo de nuestros teléfonos móviles, especialmente por las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales, a la hora de valorar estos datos también hay que tener en cuenta que actualmente concentramos en el smartphones lo que antes hacíamos con una docena de aparatos: agenda electrónica, reloj, reproductor de música GPS, la radio, despertador o incluso en muchas tareas el portátil han sido desplazados por nuestros teléfonos. Si antes acudíamos a nuestro ordenador para consultar el tiempo que iba a hacer ese día antes de salir, ahora lo hacemos desde el móvil. Si tenemos en cuenta esta concentración de tareas, el tiempo que invertimos con nuestro teléfono se relativiza.
Sin embargo, no cabe duda de que invertimos demasiado tiempo con el teléfono en nuestras manos, hasta el punto casi cómico que china ha tenido que crear un carril especial en las aceras para la gente que va pegada al Whatsapp. Si os queréis dar un pequeño susto, os invitamos a que probéis Checky, una app que contabiliza las veces que alguien enciende la pantalla de su teléfono para ver si tiene alguna notificación.
Nuestra intimidad, en manos de las operadoras
Más allá de la adicción que el smartphone pueda crear, la cantidad de usos que le damos también puede generar un serio problema de privacidad. Más allá de todo lo que pueda saber de ti un extraño si te roba el teléfono, los escándalos como PRISM o la masiva filtración de fotos privadas de famosas han dejado de manifiesto que no hace falta que tu teléfono abandone tus manos para que alguien te espíe.
Tu operadora de telefonía puede saber en todo momento qué estás haciendo con tu teléfono, no sólo a quién llamas, también qué paginas visitas -sí, las que visitas en modo incógnito también, guarrete-, incluso qué aplicaciones estás usando en cada momento, una información cuya recolección no tiene porqué ser dañina para nosotros si la empresa hace un uso responsable de ella, pero inquietante si tenemos en cuenta que este año hemos visto hechos que dejan claro que no hay ningún sistema informático totalmente seguro.
Una cosa está clara, cuando un 18% de las personas aseguran que han usado su teléfono durante una cita y un 9% que lo ha hecho durante una entrevista de trabajo es que el uso que damos al teléfono ya es excesivo. Los smartphones se han convertido en una extensión de nuestro cuerpo y casi son un primer paso hacia el homo-cyborg. Deberíamos empezar a mentalizarnos de que el teléfono no debe robar nuestra atención de tareas más import… ¡Uy, me ha llegado un Whatsapp!
¿Creéis que es preocupante la cantidad de tiempo que invertimos con nuestro smartphone? ¿Está nuestra privacidad segura en manos de las operadoras?