Cada evento o feria de telefonía o mejor dicho, de dispositivos móviles se convierte en una auténtica guerra entre fabricantes. Presentan hardware innovador, software con nuevas capacidades o incluso y sobre todo, diseños y conceptos muy diferentes.
Dentro del diseño dos de los apartados donde más se fijan los fabricantes (en especial Samsung) es en la ligereza y en el grosor, aparte de las líneas en sí del terminal. Parece que hoy en día el que saque el terminal más grueso y más ligero ya tiene una ventaja notoria frente al resto en el apartado de diseño, aunque a veces incluso comprometen la resistencia del terminal. Ejemplo claro, he visto con mis propios ojos un Galaxy S2 partido por la mitad por una caida, mientras que un Optimus 2x se quedó tan pancho, con solo un pequeño arañazo.
Lo que sí es verdad es que con pantallas tan grandes es necesario reducir el grosor y el peso del terminal porque puede hacerse un tanto incómodo su transporte. Un terminal grande como el Galaxy Nexus es más cómodo en el bolsillo que un Nexus One, cuando la diferencia de tamaño es considerable.
Y uno de los componentes que más pesa es la batería. Probad a retirar la batería de vuestro smartphone y veréis como cambia la cosa. Es increíblemente más ligero. En realidad, la batería, aporta muchos gramos extra que seguro que los fabricantes desearían quitar de ahí.
Pues parece que una de las soluciones viene en camino y es de la mano de NEC. Los japoneses han diseñado una batería que iría en un circuito integrado. Además, esta batería tiene un grosor de tan solo 0.3 milímetros, que permite a la batería ser flexible.
Cuenta con una capacidad de tan solo 3 mAh y en teoría esta batería se ha desarrollado para pantallas pequeñas o pequeños componentes que requieran de una ínfima cantidad de energía. No obstante, puede parecer absurdo y que tenga muy poco sentido pero seguro que si siguen así llegarán dentro de pocos años a nuestros smartphones y dotarán de mayor ligereza y delgadez a estos. Además, al ser flexibles, contribuirán al desarrollo de terminales flexibles, que parece que será el próximo salto que demos en la telefonía móvil.
Yo sinceramente creo que tiene bastante futuro pero a muy largo plazo. Ahora mismo la prioridad debe ser mejorar la capacidad de las baterías sin repercutir en el grosor y la ligereza porque nuestros androids se beben la batería en nada. Como solución drástica, preferiría incluso tener un terminal uno o dos milímetros más grueso si eso conlleva que incorpore una batería de 400 o 500 mAh más y que así, aguantase más de un día sin problemas.
Fuente: The Verge