Llevábamos varios meses esperando su hypeada llegada y, para bien o para mal, el Oppo N1 no ha dejado indiferente a quienes se han fijado en sus, para muchos, innovadoras características.
Ya sea por su cámara, que es a la vez delantera y trasera, un disparador para hacer fotos hasta desde el bolsillo, el panel táctil trasero o la esperada inauguración de CyanogenMod en el terreno de lo comercial, casi todos tienen algo que decir de él. Estamos ante uno de esos casos de fabricantes Chinos que están dando que hablar, y con razón.
Es por ello que, ya que estoy viviendo en China, el mercado natural de Oppo, no me lo he pensado ni dos segundos en salir a la calle, probarlo, y contaros lo que he visto en este video.
Como ya sabéis, una de las novedades que trae consigo el N1 es el disparador automático remoto que los de Oppo han bautizado como O-click. A falta de más pruebas, he de decir que allí funcionó a las mil maravillas. La respuesta al presionarlo fue inmediata y el teléfono quedó listo para, si lo deseaba, hacer más fotos mediante este sistema.
El N1 se convierte así en un terminal, cuanto menos, interesante para quienes dais importancia al apartado fotográfico, por versatilidad y capacidad. La cámara y su sistema parece consistente y sólido porque no olvidemos que puede girar 206º sin problemas, quedándose en el punto que uno desea para sacar la foto de manera fija. De hecho, hay quien la invoca como ejemplo de innovación por parte de Oppo. Lo cierto es que Samsung ya había hecho algo parecido con el A900. La gran diferencia es que el N1 tiene una cámara de 13 MP y f/2.0, además de contar con Android 4.2.2.
Ya no tengo palabras tan buenas para el panel táctil trasero. Tal y como veis en el video, funciona de manera rápida, fluida y da una sensación un tanto futurista al terminal. No obstante, yo no he quedado nada contento. Si bien navegar por los menús de Android tocando la parte trasera del terminal es un efecto muy “cool”, esta función pierde, en mi humilde opinión, toda su utilidad a la hora de tener que usar una segunda mano para poder abrir alguna aplicación o pulsar algún icono, ya que el N1 es un teléfono grande y su pantalla es de 5,9 pulgadas, por lo que pulsar los iconos con el pulgar es incómodo y potencialmente complicado para según qué manos. No obstante, se sabe que la pantalla es receptiva a guantes y a cualquier tipo de bolígrafos.
Finalmente, y a falta de probar la implementación de CyanogenMod en este dispositivo, ColorOS –el nombre de la personalización de Android que nos sugiere Oppo- parece una capa muy fluída, colorida y con widgets que le dan una personalidad propia. Sin embargo, estos no son muy recargados. Personalmente, me traen vagos recuerdos de los que HTC solía incorporar en versiones anteriores de Sense, pero sin ser tan «pesados». He visto también que trae unas cuantas aplicaciones propias que no he podido probar, para eso habrá que esperar un poco más. Aún así, por lo que he visto Oppo ha intentado con ColoOS atraer a un público asiático que va donde haya colorines y luces de neón (en serio) a otro occidental al que le suelen gustan los colores en su justa medida.
Está claro que Oppo ha puesto mucha carne en el asador y ha apostado por un terminal tope de gama claramente diferenciado del resto de sus competidores (¡también tiene tacógrafo!) y que aporta un aire fresco a la guerra de microchips, megapíxeles y demás esteroides electrónicos para sugerir nuevas experiencias y sensaciones al usuario.
Si eso le funcionará o no en su aventura al resto del mundo ya se verá. Mientras, yo seguiré atento a su desarrollo desde China. ¿Vosotros qué decís? ¿Os convencen las “novedades” del N1?