Le doy vueltas a cómo enfocar esta «review» casi de la misma forma que le doy vueltas en mis manos al recién llegado LG L5 también conocido como LG Optimus L5 E610 y es que creo que antes de meterme de lleno con nuestro protagonista debería hablaros de las sensaciones que me despierta LG en cuanto a fabricante de teléfonos móviles.
Podría hablaros del LG Prada, o del LG Arena, o más recientemente del Optimus Black… y la sensación que he tenido es que LG siempre está ahí con un equipo que llama la atención en la presentación pero que después por un motivo o por otro va quedando relegado sin nunca llegar a tener un terminal que se convierta en un número uno en ventas, o dicho de otra manera, tiene buenas canciones pero no consigue esa canción que conecte con el público de tal manera que todo el mundo se sepa el estribillo.
Entonces, con la presentación de la nueva gama de terminales este año, ¿qué es lo que nos trae LG?. Y en el caso concreto del L5 ¿con qué tipo de terminal nos encontramos?.
LG L5, un terminal modesto a la última
Cuando le pude echar un vistazo a la nueva gama de LG no pude evitar las comparaciones con Samsung, y no ya porque sus líneas recuerden poderosamente a las del Galaxy SII sino porque creo que cualquier fabricante que incorpora Android en sus terminales (y los que no también) querría estar viviendo el momento dulce que viven en Samsung.
Lo primero que debemos hacer al hablar del L5, ya que nos resultará más fácil saber con qué compararlo, es colocarlo en su escalón correspondiente. Y quizás hoy en día el mejor (o peor) baremo es el procesador montado en un mundo que se vuelve loco por los cuatro núcleos y que ya mira con algo de desdén a los «dual-core». Y en el L5 nos encontramos con un sencillo Qualcomm MSM7225A Snapdragon donde el procesador (Cortex-A5) corre a 800Mhz. Si, no es doble ni tampoco llega al «giga» de potencia. Mientras, de la gráfica, se encarga su GPU Adreno 200, es decir, la misma que mi querida HTC Desire. Supongo que quien se deja arrastrar por la locura que mencionaba antes, o que de verdad necesita un teléfono potente ya mirará hacia otro lado, pero es que el L5 no es un teléfono que se presente como de gama alta sino más bien uno entre la gama baja y media pero presentando algunas características que no vamos a encontrar en ese segmento.
Así pues quizás la comparativa más directa podría darse con un Samsung Galaxy Ace por potencia, pero habiéndolo mejorado en bastantes aspectos. Sin ir más lejos, la primera y más llamativa es que es un terminal que ya viene con Android 4.0 ICS en sus entrañas, lo que tira por los suelos los motivos que algunos fabricantes dan para no actualizar terminales de similares características e incluso superiores.
Por otro lado no nos quedamos con un teléfono «pequeño» como suele pasar en terminales de características similares ya que contamos con una pantalla de 4″ y resolución 320 x 480 con 144ppi, lejos de nuevo de las gamas altas, pero ofreciendo un plus sobre la gama baja que más de un usuario encontrará de agradecer a la hora de por ejemplo acceder a internet o poder ver una fotografía (sin tener que entrar en si la pantalla representa negros puros).
En cuanto a memoria interna aparte de soportar tarjetas microSD de hasta 32GB el LG L5 ya incluye 4GB de los que utilizables como almacenamiento realmente tenemos 2,5GB, suficientes para llevar una «pequeña» selección de música y fotografía (siempre me sorprenderá que se considere poca música llevar en 1GB unas 250 canciones cuando normalmente casi siempre repetimos las mismas y no me imagino un viaje donde pueda escuchar todas seguidas).
Si seguimos por otro de los apartados multimedia que no deben faltar nos encontramos con una cámara trasera de 5Mpx y flash LED, y de nuevo no se trata de luchar con la cámara del Sony Xperia S pero si de llevar un teléfono que nos permita llevar encima una cámara que nos sirva para captar una fotografía aceptable si no contamos con una cámara fotográfica a mano.
Si pasamos a la parte más técnica nos encontramos con que este teléfono incorpora de nuevo otro plus, y es que a su conexión GSM 850 / 900 / 1800 / 1900, Wi-Fi 802.11 b/g/n, posicionamiento por GPS y demás características ya habituales le sumamos la presencia de la tecnología NFC usada tanto para transferencia de archivos como para el futuro sistema de pagos, un sistema del que ya hablamos y que no esperaríamos en un teléfono que consideráramos bajo. Es más, en la parte trasera del terminal mediante relieve ya se anuncia esta disponibilidad y en la propia caja podemos encontrar una etiqueta LG Tag+ ya configurada para activar el «Modo coche» al leerla con el teléfono.
Por último tenemos las sensaciones que nos produce en la mano un teléfono de 118.3 x 66.5 x 9.5 mm y 125gr de peso, que si bien no es el más ligero ni delgado del mercado si tiene unas medidas que acompañando a un diseño clásico nos demuestra que tenemos un terminal que por un precio muy asequible incorpora alguna de las últimas novedades que han llegado al mundo de la telefonía.
Como detalle personal es de agradecer que el acabado de la tapa trasera evite esa sensación de plástico que nos deparan otros terminales de gama incluso superiores.
En definitiva, un teléfono que situado en una gama media baja es capaz de situarse por delante de los modelos que hasta ahora servían de referencia a bolsillos ajustados ofreciendo unas características que hasta ahora se suponían imposibles en esta gama.