Imagina que controlas comida en un juego. Comida muy adorable. Y no sólo lo controlas, sino que haces que ande. Y además, ande con pasitos adorables. ¿No te convence lo suficiente? Pues si te digo que una de esas comidas es un taco, ¿te atreverías? Bueno, mientras te lo piensas, te hablaré de Silly Walks, el juego que te traemos hoy.
Comida que anda al rescate (sí, es en serio)
La premisa del juego es muy divertida y adictiva. Manejamos a comida, principalmente a una piña. Encierran a nuestros compañeros en una jaula a la espera de que acaben en el plato y, por ende, se los coman. Nosotros debemos impedirlo llegando a ellos y destruyendo la jaula.
¿Cómo? Cada toque maneja a una pata. Si tocamos y mantenemos pulsado, la fruta girará sobre sí misma hasta que soltemos para dar un paso. Si pulsamos otra vez, manejaremos la otra pierna. Exacto: con estos toques debemos hacer que la fruta llegue a la jaula andando. Y parece sencillo, pero no lo es.
El control es muy difícil ya que tenemos que intentar que la fruta no se pegue con ningún borde y caiga; además de que los giros tienen que ser muy precisos. Podemos andar rápido dando muchos toques a la pantalla, pero entonces la fruta se descontrolará y caerá. En Silly Walks no se andan con tonterías.
Pero, además, tendremos que coger cubos de azúcar. No preguntes el motivo, sólo sirve para ganar puntos. O sea, tenemos un concepto de juego difícil pero adictivo; envuelto en un aura de diversión que engancha desde el minuto uno. Además, repito: manejamos a frutas con patitas y brazos dispuestos a rescatar a fresas más adorables aún. Eso ya lo hace el mejor juego del mundo.
Buenos gráficos, buena jugabilidad, pero con el error de siempre
Silly Walks tiene un funcionamiento en 3D con mapas bastante amplios. Fuera de bromas, este título nos trae a una atmósfera agradable y desenfadada, lo que contrasta con lo difícil de la jugabilidad (sólo en la pizza de Alfonso me he caído como 4 veces). Un contraste que viene bien para que el jugador no se frustre y se incentive a jugar más.
Pero lo que más me ha gustado es su originalidad. Su sistema se ve poco (con variaciones) y, la verdad, es divertido ver cómo puedes manejar comida con solo unos toques, sobre todo para hacer que llegue a un destino. Un concepto que se ha visto poco y que hace que el juego sea divertido a la par de complicado.
El único problema que tiene es, como siempre, el freemium. Tenemos publicidad, y el único incentivo que tenemos son frutas y comida que podemos desbloquear como personajes jugables. Algo guay, si no fuera porque… todas hacen lo mismo.
Y sí, tenemos un contador de azúcar que hace las veces de moneda, pero, como decimos, sus usos están limitados. Es un juego que se centra en que te pases niveles como un descosido, sin ningún tipo de motivación para completarlo. Una lástima. Pero es un buen juego. Ahora ya, si esta piña tan cuqui no te ha convencido para jugar a Silly Walks… pues genial. No te podemos obligar a nada, ¿no?