La robotización y automatización han conquistado nuestras vidas y no nos hemos dado cuenta
Aunque se consideren conceptos futuristas, la robotización y la automatización ya forman parte de nuestro día a día, nos guste o no.
5 enero, 2023 18:46Hoy he salido a comprar un momento a una tienda que no suelo visitar, y para mi sorpresa, para pagar no he tenido que interactuar con ningún ser humano. Soy consciente de que eso no es algo precisamente nuevo, y, de hecho, no es mi primera vez usando un sistema de pago automático; se han vuelto especialmente populares por la pandemia.
[Matter ya es oficial, Alexa y Google Assistant hablarán con cualquiera de tus dispositivos]
Mi sorpresa venía más por el hecho de encontrarme algo así en una tienda de barrio, en la que todo el mundo se conoce y no es raro que la cajera te hable por tu nombre. Que este tipo de clientes acepte darle dinero a un robot es algo en lo que llevo pensando desde que salí del establecimiento.
Los robots nos van a quitar el trabajo
No es un caso aislado. Conforme lo piensas, van apareciendo más casos de tareas que hasta no hace mucho eran labor de una persona, pero que han sido automatizadas. Y cuando te das cuenta, es fácil entrar en pánico.
Se ha hablado mucho de cómo los robots pueden robarnos el trabajo, y aunque es un miedo más fruto de películas de ciencia ficción que de la realidad, en algunos casos los trabajadores tienen motivos para temer por su futuro laboral. Según un estudio publicado por la Universidad de Brigham, el 14% de los trabajadores encuestados afirmaron haber sido reemplazados por un robot, una cifra que puede parecer baja, pero ese es precisamente el problema.
Y es que los encuestados que fueron despedidos afirmaron que casi la mitad de todos los trabajadores (el 47%) estaban siendo sustituidos por un robot ; esa cifra bajaba al 29% para los trabajadores que no habían sido despedidos. Sin embargo, la cifra real se acerca más al 14%. La conclusión del estudio es que nuestra percepción sobre los robots está exagerada, especialmente si hemos sufrido directamente las consecuencia; incluso los que no fueron despedidos creen que se perdieron el doble de trabajos de los que realmente acabaron en manos de robots (de manera figurada).
Eso no significa que la robotización y la automatización no sean un problema; especialmente si nuestra sociedad no se adapta a estas innovaciones. No es una cuestión de si los robots nos van a quitar el trabajo, es cuándo lo van a hacer; incluso trabajos que parecían seguros como los relacionados con el arte están en riesgo por la popularización de servicios de Inteligencia Artificial capaces de crear obras en el estilo de cualquier artista de la historia. Hasta el que escribe estas palabras podría perder el trabajo en favor de un sistema de aprendizaje automático que escribe automáticamente cualquier cosa que le pedimos.
La pregunta que nos tenemos que hacer no es si eso ocurrirá, es qué vamos a hacer cuando ocurra. Hay quien cree que puede ser algo bueno para la humanidad, y que nos podríamos dedicar nuestras vidas a otras cosas en vez de a nuestros trabajos. Especialmente porque ni siquiera nuestro hogar estará ‘a salvo’.
La automatización de nuestras vidas
Y es que probablemente te has dado cuenta del impulso que ha recibido el hogar inteligente en los últimos meses. Para el sector tecnológico, la importancia de vendernos dispositivos capaces de funcionar por sí solos es muy jugosa, hasta el punto de que han podido dejar atrás sus diferencias.
El resultado es Matter, el nuevo estándar que seguirán los principales fabricantes del Internet de las Cosas, y que permitirá que todos los dispositivos se puedan comunicar entre sí. Por lo tanto, podrás usar Google Home para controlar una bombilla inteligente que sólo tiene Alexa, o hacer que tanto tu iPhone como tu móvil Android puedan acceder a todas las funciones de los electrodomésticos de tu cocina.
Pero la automatización en casa va mucho más allá de encender el calefactor justo antes de llegar a casa. El objetivo final es que no tengamos que hacer nada más que disfrutar de nuestro hogar, dejando todas las tareas a sistemas automatizados; ya sea con robots de limpieza capaces de analizar el nivel de suciedad o con freidoras de aire que ejecutan recetas cambiando la temperatura necesaria.
Pero eso es sólo el principio. No falta mucho para que veamos robots, de los ‘de verdad’, en nuestras casas. Amazon ya está experimentando con eso, con el lanzamiento del Astro, un pequeño robot que pretende ser ‘nuestro amigo’. Aunque en el fondo no sea más que una pantalla con ruedas, el Astro representa lo que el sector tecnológico cree que puede ser el futuro de la domótica: un acompañante más que un trabajador del hogar. Y es que Astro no tiene manos, pero sí que tiene compatibilidad con Alexa para cumplir funciones automatizadas o simplemente para hacernos compañía.
Robots como los de las películas
Y si lo que queremos son robots como los de las películas, la buena noticia es que ya hay varios proyectos en marcha. Uno, comandado por la persona más polémica de los últimos meses, Elon Musk; el multimillonario (cada día menos por culpa de Twitter) lleva ya unos años adelantando un Tesla Bot, y ya ha advertido que sustituirá a los trabajadores del fabricante de coches. Pero en su demostración, también mostró que era capaz de levantar cajas y realizar tareas cotidianas.
Tal vez se le adelante Xiaomi, que no hace mucho presentó un robot humanoide, el CyberOne. Aunque no es tan futurista, eso puede ser una ventaja, tanto para la producción como para que los usuarios lo acepten en sus casas. Y es que el mayor problema que tienen los robots es el llamado “valle inquietante”, un fenómeno que sufrimos cuando vemos que ‘algo’ intenta ser humano. Xiaomi pretende evitarlo con una pantalla OLED en lo que sería el rostro del robot, pero aún hay mucho que avanzar en este sentido.
Estos robots ya tienen ‘manos’ con las que son capaces de coger objetos de manera delicada; por lo tanto, pueden ser increíblemente útiles para muchas personas de movilidad reducida, por ejemplo, o como cuidadores y ayudantes del hogar. No es que esté al alcance de todo el mundo (los más baratos cuestan 100.000 euros), pero como siempre, conforme avance la tecnología los procesos de fabricación se abaratarán.
¿Seremos más felices entonces, o maldeciremos el momento en el que permitimos esto? Sólo el tiempo lo dirá.
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