A lo largo de la vida de Android hemos visto cómo diferentes marcas han servido de guía y referencia para el sistema operativo.
Al principio, fue HTC la que estaba más cerca de este concepto dado que fue la que prestó ayuda a Google para fabricar el primer Google Phone, el HTC Dream. Pero poco después fue Samsung la que cogió el relevo con su serie S.
El Samsung Galaxy S fue una primera aproximación algunos fallos y carencias pero la segunda versión supuso un gran cambio. No obstante fue en la tercera iteración la que marcó el rumbo de lo que es hoy en día Samsung.
Un mercado muy maduro
En aquel momento las mejoras en los terminales se daban con cierta rapidez y Samsung podía ir mejorando las propuestas de la gama alta año a año con cambios más o menos sustanciales.
En la actualidad esto ha cambiado y vivimos un momento diferente. El mercado se ha estancado debido a la madurez del mismo y a que técnicamente, los cambios no son tan importantes.
El mayor ejemplo de ello lo supone el incremento de memoria. Pasar de 4 GB a 8 GB era algo clave mientras que hacerlo de 64 GB a 128 GB es algo opcional.
El incremento de los precios
Aunque hay mercados como el estadounidense que se siguen valiendo de las subvenciones de los operadores móviles, el que esto se haya minimizado hasta casi la extinción como pasa en España, afecta a la percepción de los usuarios.
Cuando cambiar de móvil no implica un desembolso directo de dinero, o no uno fuerte, la exigencia es menor. Cuando tenemos que pagar precios de mercado libre como es lógico miramos hasta el mas mínimo detalle.
Esto hace que las empresas tengan que incrementar y no disminuir las novedades entre cada iteración de sus terminales de gama alta.
Iteraciones muy similares
Cuando Samsung presentó el Samsung Galaxy S6 vimos un cambio importante en la familia más relevante de la empresa. El Samsung Galaxy S5 parecía un móvil desfasado al lado de su sucesor.
Luego vino el Samsung Galaxy S7, que fue un terminal continuista con el S6 y luego el S8, que no era tan conformista pero que mantenía la esencia. A ese le sucedió el Samsung Galaxy S9, que ha sido al S8 lo que el S7 al S6.
Es hora de que Samsung vuelva a pulsar el botón de reset en su diseño y nos vuelva a dejar con la boca abierta.
No todo es diseño
Pero, además del diseño, también creemos que es oportuno que la empresa empiece a implementar tecnologías no tanto innovadoras como útiles.
El sensor de huellas en pantalla es algo en lo que lleva trabajado un tiempo y es ya hora de que se implemente ¿Cómo es que Vivo lo ha hecho y el mayor fabricante del mundo no lo ha logrado?
También sería de agradecer un aumento en la resistencia de los móviles, sobre todo ahora que se apuesta de forma inmisericorde por el cristal, un material mucho menos resistente que e metal, como es lógico.
Junto a ello se agradecería ver una mejora en la autonomía de los móviles, más allá de los beneficios que nos aporta la carga rápida y la inalámbrica. Son muchos los estudios y experimentos que hablan de cargas ultrarrápidas o baterías con mucha duración, pero no se llega a ver de forma comercial.
La sombra del Galaxy X
Sin embargo, es posible que aunque creamos que el Galaxy S10 debería ser un golpe sobre la mesa, en realidad no sea así.
Hay rumores de que Samsung espera hacer esto mismo con un nuevo terminal, el que se conoce como Samsung Galaxy X y que podría implementar una pantalla flexible.
El problema es que si se queda en un experimento, aunque sea comercializado, la imagen de Samsung puede que se vea beneficiada, pero seguirá sin haber motivos reales para elegir tu tope de gama por encima de otros. Al menos de forma instantánea, como pasaba hace unos años.