El problema de Spotify es grave, y aunque pudiera parecerlo, no reside en los usuarios. Estos, aún con su parte de culpa, no son la verdadera base del problema.
El problema de Spotify radica en ella misma. El enemigo lo tiene en casa, y por ello, el famoso servicio de streaming se está volviendo en contra de sí misma. No son pocos los que han alzado el dedo acusador ante la compañía por su último movimiento: el baneo de aplicaciones de terceros.
¿Quién tiene razón en esta batalla? ¿Quién es el que debe ganar y quién debe perder? Y sobre todo, ¿realmente hay vencedores y vencidos? Bajo mi parecer sólo hay una única derrotada y que, si bien no lo está aún, lo estará como no cambie de paradigma. Y esa es la misma Spotify.
Spotify Dogfood: una declaración de intenciones
La tormenta se inició hace relativamente poco, cuando Spotify cargó contra las apps alternativas de terceros que quitaban los límites de la app original o que se saltaban directamente la publicidad. Un movimiento entendible… si obviamos los detalles.
El ataque fue muy virulento, tanto a los desarrolladores (en parte comprensible) como a los mismos usuarios. Spotify demandó a los desarrolladores de dichas apps como Spotify Dogfood bajo una orden de la DMCA, todas estas alternativas han sido cerradas.
A los usuarios se les mandó un correo con la advertencia de que, si el usuario en cuestión no desinstalaba esa versión modificada de Spotify, el servicio se le suspendería, incluso su cuenta podría ser eliminada.
Obviamente el usuario en cuestión está cometiendo un acto de piratería. No estás pagando por un servicio que conlleva un coste, y es totalmente lógico y normal que Spotify arremetiera contra estos usuarios. Pero el debate vira en otra dirección viendo qué nos encontramos en la misma Spotify.
La app de Spotify en Android es insufrible
Aquí no voy a ir con medias tintas: si tienes una cuenta gratuita de Spotify y quieres instalar la app del servicio en tu Android, no lo hagas. Es un sufrimiento por el que hay que pasar y directamente no merece la pena.
Podríamos razonar que este ataque tan duro se basa en que estas versiones son directamente peores o perjudiciales para el usuario, pero algunos de esos desarrolladores tenían versiones única y exclusivamente destinadas a solucionar los fallos de la app oficial, sin quitar la publicidad.
Para empezar, la app de Spotify no nos deja siquiera elegir la canción que queramos. Eso no sería demasiado malo si al menos pudiéramos pasar indefinidamente dependiendo del aleatorio… pero ni así. Al cabo de de varios pases por nuestra cuenta, nos tendremos que resignar y escuchar lo que Spotify nos ponga.
Y esto tendría sentido si a cambio de esto no escucháramos publicidad o por lo menos no escucháramos demasiada. Y como sabréis, nos comeremos anuncios cada poco tiempo. El no poder elegir la canción que queramos lo puedo llegar a entender. ¿Pero no poder pasar de canción en canción y encima escuchando anuncios cada pocos momentos?
A esto se le suma el hecho de que (bajo mi parecer) la app de Spotify para Android tiene bastante que mejorar. Es cierto que la nueva interfaz palia un poco estos problemas, pero queda lejos de una solución real o de un rediseño que haga la app más accesible.
Esto provoca que escuchar música en la app de Spotify sea directamente imposible de aguantar. Te sientes atado y sin posibilidad de hacer nada. Acabas antes instalándote la app de Google Play Music o por defecto comprando la música en cualquier otro servicio e ir reuniendo tu biblioteca personal.
Cierto es que después de todo es el servicio que hemos elegido. No es ni mucho menos la única alternativa de música por streaming del mercado; existen muchas variantes. Y el rival vuelve a estar en casa ya que esta app dista mucho de la versión de escritorio.
Libertad en Windows y prisión en Android
Volvemos al razonamiento de que, si el servicio es totalmente así en todas sus versiones, somos nosotros los que estamos resignados a usar un servicio con sus propias normas. Nada más lejos de la realidad. La verdad es que la opción que más renta usar de todas es la versión de Spotify de Windows, o en su defecto, usar la versión web de tu navegador.
Aquí la libertad es casi total. Podemos seleccionar canciones de forma independiente, pasar todas las veces que queramos, y aunque hay anuncios, son mucho menos constantes que los de la versión de Android. Llega un momento en el que ni te enteras que tienes una cuenta gratuita, y teniendo en cuenta que Spotify se escucha en segundo plano, es de agradecer.
La versión de escritorio en Windows de Spotify da una libertad abrumadora a los usuarios
Tanto es así que entonces las ventajas que ofrece Spotify Premium quedan en papel mojado. En los anuncios se vende que puedas escuchar música a la carta, que puedes pasar libremente de canciones… ¡pero si ya puedo! Entiendo que esos anuncios vayan destinados a los usuarios de Spotify en smartphones, pero no tiene sentido.
Vuelvo a insistir que el mayor uso de Spotify radica en los horarios laborales. Tener Spotify de fondo en el ordenador mientras se trabaja es un bien que muchos disfrutamos, pero como digo, está limitado a nuestro trabajo. A excepción de ratos libres que usemos el PC, el día a día está dominado por el smartphone.
Y usando el smartphone, ¿qué sentido tiene instalar Spotify dada nuestra rutina? Para empezar, necesitamos internet sí o sí para escuchar, ya que la opción de escuchar offline está reservada a premium. ¿Os imagináis estar en un bus y tener que escuchar canciones una a una sin poder hacer absolutamente nada y encima consumiendo megas?
El smartphone es el rey actual
El PC no ha muerto a manos del smartphone, pero sí que ha sido claramente desbancado como dispositivo principal en nuestra rutina diaria. Nos despertamos con el móvil, comemos con el móvil, e incluso dormimos con el móvil.
Entiendo perfectamente que ofrecer excesivas ventajas en la versión gratuita frente a la pagada de Spotify sea como no ofrecer nada. Pero recordemos que, aparte de estar ignorando la importancia del smartphone, están ofreciendo un servicio de streaming de música. Un producto muy específico que millones de usuarios usan.
Por lo tanto, no dejamos de estar consumiendo un servicio que usaremos mucho más que otros pero que a su vez no es más que eso: escuchar música. Cada día pagamos por hacer cosas que hace años ni de lejos hubiéramos pagado. Ya pagamos por ver series y películas, por navegar por internet e incluso en algunos casos por trabajar con ciertos programas.
La cuestión es que Spotify, bajo mi opinión, debería reestructurar qué ofrece en su servicio premium y en el gratuito y, sobre todo, qué funciones básicas ofrece a todo aquel que no se puede permitir pagar mes a mes.
Porque una cosa es que instes a que paguen por algo poco accesible, y otra que no le dejes a tus usuarios otra alternativa que acceder a todas aquellas versiones pirata o low cost de tu mismo servicio. Porque alternativas a Spotify no faltan, eso está claro.
Y en una era en la que nuestro smartphone es nuestro mejor amigo y la música es tan importante a día de hoy, no tiene sentido que no permitas a tus fieles consumidores hacer uso y disfrute de un servicio por el que, algún día con el trato adecuado, pagarán encantados. Spotify, recuerda quién eres y recuerda el lema de Google: Don’t be evil.