Alcatel se hizo su nombre dentro de la telefonía gracias a los comienzos de los móviles digitales. Mi primer móvil fue un Alcatel, por ejemplo: un OneTouch Easy que lucía orgulloso cuando nadie llevaba móviles por la calle. Con la llegada de los smartphones la marca perdió terreno; hasta que la empresa china TCL compró la marca de telefonía (no la de redes, esta se la llevó Nokia) y la integró dentro de su catálogo de productos. Igual que BlackBerry, pero con una estrategia distinta.
La marca, antaño francesa, inspira una calidad concreta de móvil: los smartphones de gama baja. No es que Alcatel carezca de buenos representantes dentro de la gama superior, pero no hay duda de que TCL apunta con ella al segmento más accesible. La táctica de TCL estaría clara: llegar al mercado de fuera de China ofreciendo dispositivos de entrada.
No hay nada malo en los móviles baratos ya que cumplen su función: ofrecer prestaciones básicas a aquellos que no necesitan, o no pueden comprar, un móvil más potente. En este sentido, los móviles baratos de Alcatel se desenvuelven bien; al menos hasta que uno los arranca y descubre la enorme cantidad de «bloatware» o aplicaciones no deseadas que llevan instalados.
Alcatel cambia su aplicación de galería por otra app llena de Spam
La noticia que hemos conocido hoy la desveló Android Police: Alcatel le ha cambiado la aplicación de galería a algunos de sus usuarios. Este hecho no sería un problema si la app fuese de Alcatel y se mantuviese en línea de la que venía originalmente instalada, pero no es el caso: la nueva aplicación de galería es de un desarrollador externo, abusa de los permisos e incluye publicidad no deseada. El movimiento no ha gustado nada entre los usuarios.
A pesar de que esta polémica se haya destapado de manera reciente, los smartphones de Alcatel llevan tiempo ofreciendo una exagerada capa de bloatware, especialmente los más económicos. Móviles que funcionan de forma limitada ver mermar aún más sus características por juegos integrados, apps no deseadas de terceros desarrolladores y lo que es peor: Alcatel también abusa con sus propias aplicaciones.
La enorme cantidad de aplicaciones termina lastrando los móviles más básicos de Alcatel
El cambio entre apps de galería es notorio, tanto a nivel de prestaciones como de privacidad: la antigua galería era básica, pero no pedía permisos especiales; la nueva ofrece opciones que el usuario no desea mientras aprovecha para pedir pedir la identidad y hasta la localización. Este exceso de permisos es algo que se da en otras apps de la marca, también propias.
Gran parte de las apps de Alcatel se extralimita con los permisos
Haciendo un repaso por las aplicaciones que Alcatel posee en la Google Play Store descubrimos que el fabricante apunta a cubrir las necesidades más básicas. El launcher de sus móviles, aplicación del tiempo, administrador de archivos y hasta navegador web. No estaría la aplicación de galería ya que ha detenido su desarrollo viéndose suplantada por otra ajena a la empresa.
Analizando la lista de aplicaciones de Alcatel descubrimos que todas se encargan de pedir más de lo que necesitarían para su función. Permiso para acceder a la identidad del usuario, a su móvil, número de teléfono… Por ejemplo, descubrimos el permiso de «consultar la identidad y el estado del teléfono» en el navegador web de Alcatel cuando, por comparación, ni siquiera Google Chrome lo pide. Esto es extensible al resto de apps.
Las apps de Alcatel poseen más permisos de los necesarios; algunas integran recomendaciones
Aparte de las aplicaciones, los móviles de Alcatel suelen incluir anuncios en forma de recomendación. Si no tienes bastantes aplicaciones preinstaladas, el móvil te indicará que instales otras nuevas, como juegos o apps de gestión. La experiencia de usuario termina descendiendo debido a tanto bloatware y a su agresividad. Gran parte del bloatware se puede deshabilitar, pero, aparte de que no todos los usuarios saben hacerlo, en segundo plano continúan ejecutándose multitud de servicios.
Alcatel debería replantearse las aplicaciones que añade a sus smartphones y cuál es el uso que la empresa hace de ellas. Cambiar una aplicación por otra sin que el usuario se entere, y sin preguntar, es una actitud que no puede tolerarse. Sobre todo cuando, con ese cambio, regala los datos de uso a una empresa de la que el dueño del móvil no tiene constancia.