La fragmentación de Android no gusta a nadie. Pero ¿de verdad es relevante la actualización de Android 8.1 Oreo? ¿Se notan estas mejoras en el día a día?
Pues eso es lo que vamos a comprobar hoy. Hace unos días que llevo usando en mi dispositivo personal Android 8.1 Oreo y todas las funciones novedosas que este incluye. Sí es cierto que las versiones de este calibre de Android no suelen ser demasiado radicales, pero no dejan de ser versiones más del sistema.
Y pensando en los tiempos de Android 5.1 y los actuales de Android 7.1.1, me pregunto: ¿realmente los cambios introducidos en esta versión se notan en el día a día? Veamos paso por paso qué peso tiene en un usuario normal esta pequeña actualización de la joven versión de Android Oreo.
Un repaso a sus novedades
No podemos determinar si estas novedades se notan si no las repasamos antes. Obviaremos en este «análisis» las mejoras generales de Android Oreo y que muchos conocemos, centrándonos en las inclusiones de esta pequeña actualización. Esta es la lista:
- Ajustes que se adaptan a nuestro fondo de pantalla. El panel de accesos directos cambia de color en función del color predominante de nuestro fondo de pantalla.
- Menú de ajustes rediseñado con barra de búsqueda. Las sugerencias se mejoran mostrándose con más claridad.
- Transparencia en la barra de notificaciones. La barra de notificaciones se vuelve transparente al igual que el panel de ajustes, dejando entrever el fondo en cuestión.
- Sonidos de notificaciones menos agresivos. En vez de sonar muchas veces, una notificación evitará que se solapen muchas continuamente.
- Menú de encendido más elegante y pequeño.
- Batería de dispositivos Bluetooth presente en la barra de notificaciones.
- El sistema avisará del drenaje de batería de una app en cuestión.
- Fecha en el Ambient Display. En esta función volveremos a ver la fecha presente en nuestro dispositivo.
- La barra de navegación se vuelve más sutil y reducirán el tono de color cuando no se estén usando.
- Podremos eliminar notificaciones permanentes.
- Huevo de pascua mejorado y APIs para redes neuronales.
Dejando a un lado las mejoras menos útiles como el huevo de pascua o las APIs para redes neuronales, vemos que las mejoras de Android 8.1 vienen a mejorar y a pulir ciertos detalles pasados por alto en la actualización de Android 8.0 Oreo. No son determinantes, pero para verlos, nos centraremos en varios apartados: interfaz, notificaciones y conclusiones.
Interfaz: más limpia e intuitiva
Android 8.1 Oreo se basa en pulir la interfaz ya existente en 8.0. La transparencia del panel de ajustes rápidos o el rediseño de los ajustes suponen los cambios más cercanos al usuario más común que probablemente obviará estas mejoras. En mi día a día, no han supuesto un gran cambio. Pero sí una mejoría.
La interfaz se siente mucho más fluida para el uso diario. El menú de apagado ya no pasa a ocupar toda la pantalla y aunque esto no signifique mucho para las personas que no suelen reiniciar su dispositivo, para mí sí ha supuesto una mejora en la sensación de ligereza de Oreo. El panel de ajustes rápido también permite seguir teniendo en cuenta en qué parte del sistema estoy gracias a su transparencia.
No son mejoras determinantes, pero sí aumentan la sensación de fluidez general del sistema
Donde sí he notado más estos cambios han sido en los ajustes y en la barra de navegación. Los ajustes ahora quedan todavía mejor organizados, y ofrece detalles que contribuyen a darme cuenta mejor de las cosas que me quedan pendientes o que tengo activadas. El modo no molestar se muestra con un pequeño icono que me recuerda que a lo mejor tengo que activar el sonido del dispositivo.
Sin dudarlo, lo que más he notado ha sido la mejoría en el apartado de los ajustes de batería. El poder avisar de que hay una app drenando la batería es crucial, ya que permite observar mejor el comportamiento de estas con la batería y tomar decisiones claras. De hecho, es algo que recomiendo en todas las capas de personalización: toda la información posible a la batería ha de ser otorgada.
Y tampoco podemos olvidarnos del detalle de la batería de los dispositivos Bluetooth. El tener en un deslizamiento la información disponible de la batería de mis wearables o de mis cascos Bluetooth es un alivio, ya que me recuerda cuándo tengo que cargarlos sin necesidad de darme cuenta… cuando ya se han descargado. Pasemos ahora a las notificaciones.
Notificaciones: esto SÍ se nota
Aunque las notificaciones han sido una gran protagonista en Android Oreo, los canales de notificaciones aún deben ser adaptados y mejorados. Pero se nota que este ha sido el ajuste necesario para este apartado. Las notificaciones permanentes ya se pueden quitar y sobre todo, quedan en una menor medida que las otras más importantes.
También tenemos la mejora de poder evitar que se vayan solapando los sonidos de notificaciones reduciéndolo a uno solo. Esto, siento la expresión, pero es ABSOLUTAMENTE GENIAL. ¿A quién no le enfada que le lleguen montones de notificaciones seguidas? Con una ya basta para que te des cuenta de que has recibido una notificación y poder ver el resto sin tener ganas de tirar el móvil por la ventana.
El sistema de relevancia de notificaciones en Oreo funciona genial. Quita la saturación que a veces teníamos en el panel de notificaciones y lo reduce todo a una cuestión de dejar al sistema dirimir entre qué notificación es más importante o no. Así, las menos importantes quedan como una delgada línea que puedes ignorar o no. Genial.
Conclusiones: sin ser relevante, pero paso a paso
De por sí, todas estas mejoras no suponen un gran cambio a nivel individual. Es la suma de todas ellas las que consiguen que sean realmente importantes. La cuestión es que estas mejoras, siendo buenas, no son totalmente relevantes o necesarias en la rutina de un usuario más comedido de Android. Y con la fragmentación tan acusada que sufrimos los usuarios, no tengo claro si es un paso demasiado sano.
Pero esto no le quita valor a la actualización. Recordemos por un momento que todas estas mejoras se suman a las ya vistas en Oreo, por lo que independientemente el sistema mejora. Se convierte en algo todavía más sólido y se olvida de los errores más comunes que lo convertían en un sistema algo más débil que sus competidores.
Estas mejoras no son realmente importantes en el día a día, pero sí importantes para Android en general
Ahora nos queda preguntarnos. ¿Cuándo llegará el límite de Android? ¿Cuándo se tendrá que innovar tras haber solucionado todos los errores o detallitos mejorables en Android? Y ya que estamos planteo una última pregunta. ¿Seguiremos con la fragmentación en Android si seguimos actualizando a este ritmo? Sólo el tiempo lo dirá.