Pocas industrias han cambiado tanto la forma de relacionarnos como la telefonía móvil. Lo que empezó como herramienta para hombres de negocios en el siglo pasado ha pasado a ser una pieza fundamental en nuestro día a día.
Los teléfonos que utilizamos actualmente están muy por encima de lo que existía no ya en los años noventa, sino en la década pasada. Gracias a una mejora increíble en las prestaciones técnicas y a una paulatina bajada en el precio necesario para acceder a un modelo decente, el uso de estos aparatos no ha hecho más que crecer.
Xiaomi ha elegido un momento perfecto para su desembarco en España. Muchos argumentaban que eran los problemas con patentes ajenas lo que alejaba a la empresa de occidente pero se ha demostrado que era simplemente una estrategia. Xiaomi no quería llegar de cualquier forma a un mercado ya de por sí competitivo. Y cuando ha decidido hacerlo lo ha hecho por la puerta grande.
La elección de España como primer asentamiento en Europa occidental no es casual. La marca china era ya muy conocida en nuestro país gracias a tiendas que importaban sus productos y al boca a boca de sus usuarios, que hablaban maravillas de unos móviles que destacaban, sobre todo, en relación calidad precio. Y eso es clave en un sector que tiene el coste económico como uno de los factores más decisivos a la hora de elegir nuevo modelo.
En muy pocos años la cuota de mercado proveniente de la venta de móviles libres, no subsidiados por operadoras, ha pasado de un marginal 2% a suponer más de la mitad del total de las ventas. Esto es crucial para la entrada de una empresa al no tener que negociar por obligación con las operadoras móviles. Compañías como Telefónica, Orange o Vodafone han sido durante años los clientes más importantes de los fabricantes de smartphones.
Además, al contrario que en otros países, en España unos pocos distribuidores (Carrefour, MediaMark, Amazon…) aglutinan un gran poder de convocatoria por lo que la compañía de Lei Jun ha sabido dónde tiene que apostar con fuerza. El mero hecho de tener presencia en MediaMark puede ser la diferencia entre un éxito aceptable y otro incontestable. Pueden dar fe de ello marcas como BQ o Huawei, que han tenido un gran crecimiento dentro de nuestras fronteras en los últimos años.
Y son estas dos firmas las primeras en preocuparse por la llegada de este nuevo rival. El motivo es que luchan en la misma franja de producto y desean al mismo tipo de usuario, el que busca un producto de calidad pero con un precio contenido.
Pese a todo Xiaomi tiene aún mucho camino por recorrer en nuestro país.
El primer inconveniente al que se enfrenta es el de poder dar respuesta a una demanda que es posible que haya superado sus expectativas. El Xiaomi Mi A1, sin duda el móvil estrella de la empresa en nuestro mercado, está agotado en la mayoría de los distribuidores que han accedido a venderlo. Esto ha supuesto un problema para los compradores que lo querían para uso propio o para regalarlo de cara a las navidades.
El segundo está relacionado con la presencia física de la marca. En China Xiaomi ha respondido al extraordinario reconocimiento de marca de OPPO con su misma herramienta: crear más tiendas físicas. Esta estrategia es la que ha decidido tomar en España, aunque las dos tiendas actuales no sean manejadas directamente por la empresa desde China.
Ejecutivos de Xiaomi han confirmado que habrá más a lo largo de nuestra geografía y eso es algo que dará confianza a los compradores más tradicionales antes de adquirir un producto de esta empresa.
Si la firma sigue apostando por nuestro país trayendo los productos adecuados, es decir, aquellos que tienen costes bajos pero cuentan con buenas prestaciones, y si son capaces de responder a los retos logísticos que se le presentan puede que antes de que acabe el año que ahora entra Xiaomi se posicione como la cuarta o incluso tercera marca en España.
Y si eso pasa las que se tendrán que empezar a preocupar serán Samsung y Apple, porque Xiaomi no parece temer competir contra las más grandes.