Los cambios producidos por los smartphones con múltiples pero no siempre se llevan a cabo gracias exclusivamente a estos dispositivos. En ocasiones la conjunción con otras aplicaciones, servicios o aparatos traen novedades a nuestro día a día.
Si los pagos móviles son el mayor cambio que estamos viendo es posible que a la misma altura esté la revolución que se está dando en el trasporte, sobre todo en los entornos urbanos. Y a largo plazo es posible que sea incluso mayor.
A las ofertas de coches con conductor como UBER o Cabify ahora hay que añadir las que se dan con el alquiler de vehículos que conducimos nosotros mismos, normalmente bicicletas y motos, aunque también hay coches. Eso sí, todos tienen en común que son eléctricos.
Hoy os vamos a contar nuestra experiencia con Muving, una empresa española con sede en El Puerto de Santa María (Cádiz) que se está expandiendo rápidamente por todo el país. Hemos usado una de sus motos de 125 cc para movernos por Sevilla, una de las ciudades en las que está disponible.
El smartphone es la llave
El motivo por el que nos probamos este servicio es porque usa el smartphone como elemento clave. Desde él podremos darnos de alta en su web, enviar una fotografía de nuestro permiso de conducir y crear nuestro perfil.
También en él descargaremos la aplicación, que es el elemento que usamos para desbloquear y bloquear las motos, antes y después de su uso.
El proceso de registro es sencillo pero tiene que pasar una verificación para asegurar que tenemos el carné de conducir necesario. En este caso vale con el de ciclomotor o el de coche, el A1.
Una vez completado el registro podemos usar la aplicación para buscar una moto y usarla.
La aplicación: sencilla y eficaz, con unas FAQs útiles
La primera vez que decidí usar este servicio estaba en el centro de Sevilla. Abrí la aplicación y me posicionó en el mapa, mostrándome con iconos amarillos y blancos los lugares en los que había una moto disponible.
Pulsando encima de cada icono podía ver el estado de la moto, si tenía la batería llena o no así como la distancia a la que se situaba. Esto es importante ya que pese a que poco a poco el número de motos aumenta siempre tendremos que andar un poco hasta la más próxima.
Para que cuando lleguemos no la haya cogido alguien podremos bloquear la misma durante 15 minutos, los cuales no se nos cobrarán. Será muy raro tener que andar más de 15 minutos para buscar una de las motos, eso implicaría que quizás es mejor usar otro método de transporte.
Cuando llegamos a la moto procedemos a desbloquearla desde la aplicación, momento en el que podremos acceder al cofre trasero, donde se encuentran los dos casos de los que dispone cada moto. Una vez abierto el cofre empezará a contar el tiempo de uso.
Estos cascos son cómodos y fáciles de anclar y desanclar. Sólo eché en falta un poco más de longitud en el elemento de sujeción de la barbilla.
Cuando nos ponemos el casco estamos listos para mover la moto, que arrancará pulsando el freno, una decisión inteligente.
Hacía 18 años que no cogía una moto, similar a esta, y me he dado cuenta de que es algo parecido a montar en bicicleta, no se olvida.
El manejo es sencillo si hemos cogido antes alguna y con cuidado incluso los que no lo hayan hecho podrían acostumbrarse, aunque en ese caso quizás sea mejor probar con otras motos antes.
La aceleración me pareció buena y solo extraña que no suene, algo lógico al ser eléctrica.
La conducción en muy similar a cualquier moto y sólo cambiaría una cosa. El botón de los intermitentes es sensible y si bien para activarlo no es problema sí que lo es para quitarlo ya que con facilidad se mueve al otro extremo, dando la sensación de que vamos a girar dos veces en sentidos distintos. Poco a poco no obstante te acostumbras a eso y cada vez lo usamos mejor.
La moto que cogí no tenía el espejo izquierdo pero fue algo puntual ya que todas tienen dos. Esto me da pie a hablar de algo que deben hacer los clientes antes de coger la moto y es avisar a atención al cliente si ven algo raro como este caso.
Si cuando nos montamos vemos que falta un casco, que la moto está rota o que por ejemplo falta un espejo lo comunicamos a la empresa. esto es importante ya que d no hacerlo el siguiente cliente podría avisar y siendo nosotros el cliente anterior podrían pedirnos explicaciones.
Cuando llegamos a nuestro destino simplemente levantamos la moto usando el tope para ello y metemos el casco en el cofre, asegurándonos de haberlo cerrado.
En ese momento volvemos a la aplicación y pulsamos en el botón de terminar el alquiler. Los minutos que hayamos consumido se cargarán a nuestra tarjeta de crédito, que debimos dar en el momento del alta.
Una experiencia distinta
Tengo coche desde hace 19 años y antes de eso usé una moto similar a esta. Por fortuna hace muchos años que no uso el coche para trabajar, ni para pasear, ni para salir, salvo en contadas ocasiones.
Este tipo de servicios podrían ser la clave para que, cuando mi actual vehículo falle y no merezca la pena ser reparado, opte por no comprar otro.
Es cierto que considerar el transporte personal como un servicio, más como un transporte público, en vez de tener un coche o moto en posesión es algo que aún no se ha asentado en la mente de la mayoría de usuarios, pero es cuestión de tiempo.
El precio en este caso, de 18 céntimos por minuto, me parece elevado quizás en una ciudad como Sevilla si lo comparamos con los autobuses de línea. No obstante si en la moto van dos personas, si queremos ir de un sitio concreto a otro, si valoramos el tiempo o si no queremos esperar, me parece un complemento perfecto a los métodos actuales.
Y en ciudades mayores donde el transporte es más caro es posible que además del apartado de la comodidad, algo que es innegable, el del coste sea otra ventaja de Muving y propuestas similares.