Capas propias, diseños propios, tecnologías que son únicas en ciertos smartphones… ¿Y si la guerra también llegase a los emoji? Así ocurre: todos quieren los suyos.
De un tiempo a esta parte se han hecho tan terriblemente populares que una noticia sobre ellos es capaz de revolucionar la actualidad. Que si por fin se admite el emoji de la paella, que si Google da carpetazo a sus célebres emoji «Blobs»… Todo lo que arrastran estos emoticonos dibujados sobrepasa las fronteras de la lógica. Visto así tampoco sorprende que cada marca quiera sus propios iconos.
La guerra por desarrollar tecnologías propias alcanza a cualquier nivel de un smartphone. Por fuera, por dentro, a las aplicaciones y también al diseño de todos sus elementos. Lo lógico sería que todos utilizásemos los mismos para que fuese más fácil dar a entender lo que queremos, pero no: nunca sabremos cómo ve un emoji la otra persona.
Tú ves una hamburguesa con queso tomate, lechuga y un diseño colorido y atractivo, pero el contrario puede ver otra cosa. Dibujo plano, en 3D, con otros colores y, lo que es peor, con un orden distinto de los ingredientes. Parece que no tiene importancia, pero el propio Sundar Pichai, CEO de Google, aporta su granito de arena a la polémica pidiendo un rediseño a su equipo.
La hamburguesa que era distinta en cada móvil
Este fin de semana un tweet se hacía viral comparando a las dos empresas con mayor competencia en el área tecnológica: Apple y Google. En el tweet se veía el emoji de la hamburguesa representando el desvarío que suponen los diseños personalizados. Lo que en un principio parecía una curiosidad terminó convirtiéndose en un compromiso empresarial.
Sabemos que el queso no puede ir en la parte baja de la hamburguesa porque ahí es donde se ha de poner el ketchup para que así la preparación tenga el equilibrio justo. Bueno, quizá esto forme parte de mis manías, pero la diferencia está ahí a pesar de que los emoji deberían ser universales. Así lo dejó entender Sundar.
«Dejaremos todo lo que estemos haciendo y lo solucionaremos el lunes». El emoji de la hamburguesa se convertía así en tema primordial para los ingenieros de Android. Como es evidente, el tweet de Sundar posee cierta carga sarcástica, pero no hay duda de que se lo tomó en serio.
¿Por qué hay tantas diferencias en el diseño de los emoji? La respuesta es sencilla: el encargado de aprobar el estándar no aprueba el diseño en sí, sino la inclusión de lo que representa el emoji.
Unicode, el Estándar Único que engloba todos los caracteres del mundo y sus códigos
«Un Unicode para gobernarlos a todos y atarlos en un código universal». Así sería más o menos la tarea que tiene encargada este estándar. No solo engloba los caracteres romanos, los árabes o los japoneses, letras imprescindibles para la comunicación humana, también se encarga de aprobar nuevos emoji y de emparejarlos con un código representativo.
Digamos que Unicode es la que autoriza o no la inclusión de las representaciones gráficas en el estándar dependiendo de si hay demanda real por parte de los usuarios. Como los emoji arrancaron en Japón son muchos los iconos representativos del país oriental. Con el paso de los años, y de la popularización de los emoji por herramientas como WhatsApp, se van introduciendo elementos nuevos en las sucesivas revisiones del estándar.
Unicode se encarga de analizar las nuevas adhesiones, pero no impone un diseño para la representación en los teclados (sí que regula el código por el que se transmiten entre dispositivos). Unicode realiza un diseño de base para inspirar a los fabricantes y desarrolladores, pero son siempre estos quienes tienen la última palabra. Y he aquí la razón por la que su representación no es universal: cada uno quiere los suyos.
La personalización de los emoji es un valor más de la marca
No creo que nadie se fije en los emoji que trae un móvil para decantarse por él o no, pero sí es cierto que los desarrolladores y fabricantes dedican tiempo y dinero para hacer sus propios diseños con los que encandilar a sus futuros dueños. Una hamburguesa lo parecerá siempre, pero no resultará igual de apetitosa en un móvil que en otro.
Android tenía los Blobs antes de Android 7 y con Oreo adaptó el diseño para hacerlos bastante parecidos a los de Apple. O con un diseño más reconocible ya que las aplicaciones de mensajería siempre han utilizado dicho diseño para sus emoji. Y aquí hay otro problema: el aspecto no solo varía dependiendo de la marca, también de la aplicación. Un absoluto lío.
Unicode no solo debería regular la inclusión de los emoji, también garantizar que el diseño sea más o menos homogéneo. Vale que cada uno tenga su toque, pero que no haya diferencias exageradas entre las distintas apps y móviles.