Cuando llevas muchos años dedicándote a un trabajo encontrar aspectos nuevos y enfoques que no hayas planteado antes es complejo. Me encantan los móviles y he podido visitar algunos lugares muy interesantes pero hasta ahora no había podido entrar en una cadena de montaje.
En los últimos días he podido visitar la de Huawei cerca de Shenzen, que es donde está radicado su cuartel general. Las instalaciones son de unas dimensiones vastísimas, dado que en ellas trabajan decenas de miles de personas.
En concreto he podido ver la cadena de montaje y los laboratorios en los que realizan las pruebas a los diferentes productos. La seguridad a la hora de entrar en estas instalaciones era bastante elevada en ocasiones, y ni siquiera los empleados podían meter nada que contuviera metal.
La cadena de producción
La primera de las zonas que visité era la cadena de producción de sus terminales. En concreto se estaban creando unidades del Huawei P9, en unas naves de dimensiones muy impactantes. Era llamativo ver cómo las máquinas, provenientes de múltiples países del mundo, se iban colocando una tras otra y transformaban una placa base en una caja sellada.
Estas cadenas están confirmadas por dichas máquinas, robots que trabajan dentro de las mismas y operarios que realizan trabajos que aún no pueden ser ejecutados por máquinas.
Había desde algunas que probaban piezas como la pantalla, con robots que simulaban el uso humano de las mismas, hasta otras que comprobaban que el estabilizador de las cámaras no daba errores.
Cada nave tenía múltiples líneas de montaje pero en todas se empezaba con la placa base y se acababa con cajas enormes en las que se guardaban múltiples unidades ya en sus cajas de venta selladas.
Entre las máquinas había pequeñas guías magnéticas que permitían a robots seguirlas para ir moviendo elementos de un lado a otro. Si te paraban delante de uno se detenía y te pedía, en chino, que te quitaras, ya que no podía hacer su trabajo.
Los responsables nos dijeron que en los últimos años habían sustituido bastantes operarios por robots y que aunque en el futuro esta tendencia seguiría había algunas tareas que no podían ser llevadas a cabo por máquinas, debido a la extrema delicadeza de algunas piezas.
Los test de prueba
Cuando se diseña un terminal hay que asegurarse de que cumple todos los estándares necesarios. Incluso una vez se pone a la venta se suelen probar todas las partidas para comprobar que no hay fallos.
Para eso se seleccionan unas pocas unidades de cada partida y se realizan ciertos tests en el laboratorio. En este caso son máquinas que literalmente torturan los móviles y sus accesorios con pruebas para determinar su resistencia.
Hemos visto varias de ellas, como una que realizaba drásticos cambios de temperatura para ver cómo se comportaban los materiales ante la necesidad de aumentar y disminuir su volumen con el frío o el calor.
También había pruebas de resistencia, con brazos mecánicos que tiraban un móvil al suelo desde 30 cm y repetían la operación varias veces. Y luego desde 1 metro y de nuevo repetían la operación.
Incluso una simulaba el desgaste de los materiales al roce con el tejido vaquero y la torsión que se producía cuando nos sentábamos encima del móvil por llevarlo guardado en el bolsillo trasero del pantalón.
Los cargadores no se libraban de las pruebas y había máquinas que conectaban y desconectaban el cargador USB del propio cable cientos de veces. Y otras sometían a torsión a los cables para saber si se iban a romper tras un uso intenso de los mismos.
El problema de las falsificaciones
Pese a esta ingente cantidad de pruebas uno de los problemas más relevantes para los fabricantes era el de las falsificaciones. En China son muchas las empresas que intentan confundir a sus usuarios con terminales que imitan a los de las grandes marcas pero que no han pasado todas las pruebas de los mismos.
El problema es tan grave que las grandes marcas toman ciertas medidas para que los futuros compradores puedan saber si una unidad es o no una falsificación.
En el caso de Huawei podemos ver si el IMEI de una unidad pertenece a un producto fabricado por ellos o no. Eso sí, deberemos hacer la búsqueda antes de adquirirlo.
Una vez que has visitado unas instalaciones de este tipo entiendes que en ocasiones haya unidades de terminales que tengan algún problema. La cantidad de móviles fabricada cada día es tal que es imposible que alguno no tenga algún problema en algún momento.
Los que se ponen a la venta siempre son los móviles que han demostrado aguantar la resistencia mínima exigida por los fabricantes, dado que si la marca tiene problemas con una tirada o con un modelo entero podemos dar por descontado que esa producción no saldrá jamás hacia las tiendas.